Juan Antonio González Fuentes
El señor poeta tiene más de 90 años, pues nació según indican las enciclopedias en 1914. Lo hizo en un país que no puede quejarse, creo yo, de falta de poesía y poetas, aunque tampoco puede quejarse, si nos atenemos a la verdad, de ausencia de infiernos y desdichas. Me refiero a Chile.
El poeta estuvo a punto de que le concedieran el Premio Nobel, pero no puedo ser en su momento y ya no habrá más momentos, aunque eso sí, sus poemas lograron el espaldarazo de ser traducidos a la lengua del ciberespacio y la globalización perpetua, el inglés.
Ginsberg, Ferlinghetti y
William Carlos Williams fueron algunos de los más famosos intermediarios en el trasvase poético.
El señor poeta también es matemático, y digo es, y no fue, porque la de matemático es condición que creo no se pierde nunca, aunque no se ejerza, al igual que la de poeta. Es decir, uno es poeta o matemático, dando igual si escribe o no escribe versos o si resuelve o no resuelve logaritmos y ecuaciones de muchos grados. Lo que ya no es el señor poeta, pues alcanzó con creces la edad de la jubilación, es profesor, profesor de mecánica teórica, algo sin duda utilísimo para escribir poemas, o mejor, dicho, para escribir antipoemas, que es por lo que el señor poeta hoy es nombrado y requetenombrado hasta el puro desgaste en las mismas enciclopedias que se chivan despiadadas de su edad.
Nicanor Parra
El señor poeta tomó un día el té en la Casa Blanca con el matrimonio que entonces estaba allí de inquilino, unos tal
Nixon si no recuerdo mal, que luego protagonizaron varias películas, alguna con título de agua con burbujas:
Watergate. Y el señor poeta no hizo nunca muy buenas migas ni con los castristas ni con los pinochetistas ni con la izquierda más emperrada de su largo y estrecho país, quizá por eso rompió moldes, los mismos en los que todos nos empeñamos en situarnos y en situar a los demás.
El señor poeta construye sus poemas con piezas del surrealismo y del humor negro, también con fogonazos indelebles de erotismo y golpes de efecto que aún hoy en día logran epatar y dejar patidifuso a algún que otro moldeador de mentes y espíritus.
El señor poeta publica ahora unas obras completas que se han hecho desear, pues el que no las deseaba con ningún ahínco era él mismo, y ha estado dando largas y estrechas a todos los que con tal empeño se le acercaban. Son o van a ser dos tomos de muchas, muchas páginas, ¡tantas!, que ven la luz en la única editorial que incorpora en sí misma el apellido de Galaxia: sí, la Gutenberg, que junto al Círculo, el de lectores, pone en la calle y en las librerías los dos ladrillos con los que empezar a construir nuestros sueños.
Al señor poeta le ha hecho la edición de sus obras
Ignacio Echeverría, edición que incluye prólogos, introducciones y cuidados de textos a cargo de gente imponente:
Harold Bloom y
y Niall Binns, por ejemplo.
El señor poeta se llama Nicanor, como un buen amigo mío, y tiene apellido cosechero, apellido enramado, apellido con sabor, aroma y bouquet, apellido hojas verdes, apellido que escala por los muros de las casas y se asoma a las habitaciones y al mundo ofreciendo el sabor alimenticio y soñador de sus frutos y sus pepitas generosas. El poeta se apellida Parra. Es
Nicanor Parra.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música...)