martes, 24 de enero de 2012
Jesús Cancio, el ciego que tocaba de oído
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Libros y autores en Blog personal por Autores
Para analizar las principales diferencias en las dos etapas de la trayectoria poética de Jesús Cancio, seguiremos las aportaciones del profesor Lázaro Serrano expuestas en su trabajo ya mencionado. La primera etapa de Cancio (“Olas y cantiles”, 1921; “Bruma norteña”, 1926; “El poema de mi gratitud”, 1930) es más narrativa y arrebatada en su neorromanticismo ingenuo y tosco, siendo su asunto principal la relación cotidiana entre los hombres del mar y su medio. En ella predomina el romance con perfume modernista y sencillos aires populares




Juan Antonio González Fuentes

“Cada vez que escucho música de Wagner, me entran ganas de invadir Polonia”. Esta frase, o una muy parecida, la pronuncia Woody Allen en alguna de sus películas, creo que en Misterioso asesinato en Manhattan. Pues bien, cuando yo escucho el nombre de Jesús Cancio (Comillas 1885-1961), me viene siempre a la mente eso de “poeta del mar”, vieja canción que a los naturales de esta geografía nos han repetido en incontables ocasiones, y que sin reservas también aplicamos a José del Río Sainz, “Pick”, con lo que en Cantabria exhibimos el músculo de al menos dos poetas del mar oficiales: Nada más y nada menos.

He leído en algún libro que los “poetas del mar” son los que dedican toda o parte importante de su producción poética a dicho tema. Si es así, el sentido común te hace sospechar que es bastante probable que muchos lugares de costa tengan su propio poeta del mar, lo que hace que la categoría esté a estas alturas de la historia superpoblada, y que los aspirantes a ostentar el título de “poeta del mar” sean en el mundo legión. También deben serlo los poetas de los árboles, las flores, las estrellas, los ríos…, pero este es, desde luego, otro asunto a resolver.

Si tuviera que elegir entre uno de nuestros dos paisanos para otorgar el calificativo ya mencionado, me inclinaría sin dudarlo por Cancio, aduciendo razones cuantitativas y de especialización. Me explico. José del Río Sainz escribió teatro, memorias, artículos, biografías, crónicas periodísticas, alguna novelita…, y sí, versos en los que el mar es argumento predominante, aunque libros suyos de poesía tan importantes como Hampa (1923) ofrecen una mirada poética en otra dirección. Sin embargo, la obra literaria de Jesús Cancio, salvo su colaboración con Adriano García-Lomas en los dos volúmenes de que consta Del solar y de la raza, es esencialmente poética y está concentrada a lo largo de todos sus libros en expresar con palabras una relación contemplativa y metafísica con el mar. Cancio todo lo canta poniéndolo en relación con el mar.

El profesor Jesús Lázaro Serrano, en su Historia y antología de escritores de Cantabria (1985), escribe que la lírica de Cancio ofrece dos etapas bien diferenciadas entre sí: antes y después de la Guerra Civil.

Jesús Cancio (fuente: escritorescantabros.com)

Jesús Cancio (fuente: escritorescantabros.com)

Llegados a este punto hagamos un breve inciso para subrayar la terrible herida que dejó el conflicto en el reducido panorama de la creación literaria en Cantabria. Baste recordar unos pocos ejemplos del destino que les esperaba a algunos significativos autores una vez terminada la guerra: Matilde de la Torre murió en el exilio mejicano; el doctor y ensayista Enrique Diego Madrazo, con cerca de noventa años, fue encarcelado durante cuatro años y salió de prisión ciego y enfermo para morir en 1942; José del Río Sainz, tras un llamamiento público a la concordia, tuvo que abandonar Santander para no volver a vivir jamás en ella; y Jesús Cancio fue mandado a prisión, de donde salió casi completamente ciego gracias a un indulto en 1941, y fue enviado al destierro en Madrid. Sí, la Guerra Civil supuso un antes y un después en la escritura poética del autor comillano que, como cuenta José Ramón Saiz Viadero en un artículo aparecido en La Revista de Cantabria (2007), fue nombrado Hijo Predilecto de Comillas en 1930 y más tarde, militante republicano, concejal de la localidad, en la que fue denunciado por “rojo peligroso” acababa allí la contienda.

Para analizar las principales diferencias en las dos etapas de la trayectoria poética de Cancio, seguiremos las aportaciones del profesor Lázaro Serrano expuestas en su trabajo ya mencionado. La primera etapa de Cancio (Olas y cantiles, 1921; Bruma norteña, 1926; El poema de mi gratitud, 1930) es más narrativa y arrebatada en su neorromanticismo ingenuo y tosco, siendo su asunto principal la relación cotidiana entre los hombres del mar y su medio. En ella predomina el romance con perfume modernista y sencillos aires populares.

La segunda etapa, ya vivida la experiencia de la guerra y la cárcel, se abre a una poesía más honda, breve e intensa, más personal e íntima, perdiendo preponderancia el entorno (el mar como paisaje o escenario externo) en beneficio de la expresión de la individualidad personal del poeta. Dentro de esta segunda división queda inscrito el libro que aquí presentamos, Barlovento (1951), y junto a él el resto de la producción posterior, quedando el título Romancero del mar (1930), en opinión de Lázaro Serrano, como un libro puente entre ambas etapas, presentando como característica a destacar la influencia lorquiana.

Con un sentido del humor que denota una sutil inteligencia, Jesús Cancio definía su trabajo poético como el de “un ciego que toca de oído”. ¿Cabe una más sincera y atinada autoevaluación poética? Estaremos de acuerdo en que Jesús Cancio no está ni mucho menos cerca de ser un poeta de los que, según T. S. Eliot, un idioma destila tan solo cada cien años. Pero ante los indudables aciertos de la poesía de Jesús Cancio, y en el camino de aprendiz de poeta en el que me sitúo, me gustaría llegar a tener algún día un atisbo de la fuerza poética de su personal ceguera, y algo también, por qué no, de su soltura para “tocar de oído” transmitiendo tanta verdad con sencillez.

Ahora toca poner las velas a barlovento e iniciar la singladura. Jesús Cancio nos invita a la aventura de sus versos. Sintamos la curiosidad, al menos, de conocer qué rumbos marcan.   

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Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes (Julio-Agosto 2011) en la revista electrónica Ojos de Papel:

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LIBRO (junio 2011): Sinclair Lewis: Doctor Arrowsmith (Nórdica, 2011)

LIBRO (mayo 2011): Sándor Márai: La gaviota (Salamandra, 2011)

LIBRO (abril 2011: James Ellroy: A la caza de la mujer (Mondadori, 2011)

LIBRO (marzo 2011): Charles Portis: Valor de ley (DeBolsillo, 2011)

LIBRO (febrero 2011)
: Luis García Jambrina: El manuscrito de nieve (Alfagurara, 2010)

LIBRO (enero 2011): Nicholson Baker: El antólogo (Duomo Ediciones, 2010)

LIBRO (diciembre 2010): William Kennedy: Roscoe, negocios de amor y guerra (Libros del Asteroide, 2010)

LIBRO (noviembre 2010): Joyce Carol Oates: Bestias (Papel de Liar, 2010)

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LIBRO (septiembre 2010): Andrés Trapiello: Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Destino, 2010)

LIBRO (julio 2010): Oriol Regàs: Los años divinos (Destino, 2010)

LIBRO (junio 2010): Peter Sloterdijk: Ira y tiempo. Ensayo psicopolítico (Siruela, 2010)

LIBRO (mayo 2010): Irène Némirovsky: El caso Kurílov (Salamandra, 2010)

LIBRO (abril 2010): Elizabeth Smart: En Grand Central Station me senté y lloré (Periférica, 2009)

CINE (abril 2010): Kathryn Bigelow: En tierra hostil (2008)

LIBRO (marzo 2010): Patrick McGilligan: Biografía de Clint Easwood (Lumen, 2010)

CINE (marzo 2010): Martin Scorsese: Shutter Island (2009)

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LIBRO (enero 2010): Alex Ross: El ruido eterno. Escuchar al siglo XX a través de su música (Seix Barral, 2009)

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NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, creación, historia, artes, música y libros) como cronológicamente.