Lo cierto es que llevaba años extrañado. Me llamaba mucho la atención que al llegar a casa no encontrara en el aire el perfume dulzón y ligero de un ángel, o alguna de sus plumas seráficas descansando sobre un libro en la biblioteca, sobre el edredón de la cama o la cafetera en la cocina. Han sido casi catorce años preguntándome por tan rarísima circunstancia. Cuando vivía en casa de mis padres, o cuando habité alquilado mis primeros pisos, entonces siempre quedaba algún rastro bien visible del paso de un ángel por las casas, y desde luego su aroma se mezclaba con el del café o los de los embriagadores ambientadores caseros. Todo comenzó cuando compré el piso en el que ahora vivo. En este territorio personal jamás he descubierto ni vislumbrado la huella sutil y benéfica de un ángel.
Miller
Pero tras la contemplación del video de
Casa Islámica que quiero compartir ahora con todos ustedes, especialmente con los
amantes de los perros, por fin lo he entendido todo. La culpa de mi incomunicación con los ángeles la tiene mi perro
Miller, esa bestia inmunda que, como acabo de descubrir, me impide el beneficioso contacto con los querubines. Y también he descubierto que todas y cada una de las enfermedades que me han atosigado a lo largo de los últimos libros tienen su origen en la nauseabunda saliva del perrucho repugnante, foco de infecciones y suciedades que con mala uva perruna
el muy cabronazo me transmite en cuanto me descuido. Gracias por abrirme los ojos, amigos de Casa Islámica.
La prohibicion De Criar perros Excepto para La Caza o Para Cuidar Del Ganado O El cultivo (vídeo colgado en You Tube por casaislamicaTV)
Y como el vago de Miller ni caza, ni pesca, ni cuida ningún rebaño, es decir, como no sirve para nada, esta misma noche me desharé de él, y seguro que a partir de ese instante viviré rodeado de ángeles y felizmente ajeno a las enfermedades y la mugre. Palabra de Dios, o sea, de Alá.