Juan Antonio González Fuentes
Una vez escuché una anécdota sobre Agustín de Foxá que me lo hizo simpático para siempre. Dicen que cuando algún conocido se encontraba en la calle con el escritor y le preguntaba el consabido ¿qué tal estás?, él siempre aducía una enfermedad dramática que enmudecía al interlocutor. Al preguntarle por qué actuaba así, si no sufría enfermedad alguna, respondía: “¡Hombre, soy rico, aristócrata, diplomático, escritor de éxito, tengo una mujer guapa...! Algo tengo que decir para que no me odien!”.
El caso es que el escritor no logró su objetivo. Es decir, le odiaron y, lo que quizá es más significativo, lo siguen odiando, imagino que por “reaccionario” y franquista. No hace mucho, sin ir más lejos, el ayuntamiento de Sevilla prohibía la celebración de un homenaje al escritor con motivo del 50 aniversario de su muerte. Un guardia dejó a los “homenajeantes” una carta de la delegada de Participación Ciudadana, una tal Josefa Medrano, a todas luces majadera, por la que se les comunicaba la denegación del acceso a la sala en la que iba a tener lugar el encuentro. La determinación se tomaba, explicaba la carta, “por respeto a la Memoria Histórica y por evitar que el acto se convirtiera en una apología del franquismo”. La tal Josefa Medrano es una comunista que accedió al cargo desde el ejercicio de la actividad sindical en la Fábrica de Tabacos de Sevilla: ¡vamos, una tristísima y estalinista Carmen cigarrera, y no la de Mérimée precisamente!
A la reflexión crítica en pro de la alta cultura española se ha unido, según parece, un buen escritor y mejor poeta de nombre Caballero Bonald, con Fundación andaluza a su nombre e, imagino como lógica consecuencia, progresista a macha martillo, general de la corrección política, fan chillón e histérico de la Memoria Histórica, y viento huracanado y justiciero de toda progresía hispana con claveles andaluces y reventones. Bonald, poeta al que leo con admiración, tercia en la mini polémica con la siguiente aportación: “Foxá nunca me ha llamado la atención; Madrid, de Corte a checa (la mejor novela de Foxá, aclaro yo) es un libro que sólo está bien escrito, nada más”. A mí el adverbio me ha dejado patidifuso. Sólo está bien escrito (hablando de un libro), nada más. Y nada menos Caballero Bonald, añado yo echándole un poco de sal al caldo. Por ejemplo, tú no has escrito ninguna novela tan bien escrita como esta de Foxá, lo que quizá debería llevarte a pensar las palabras antes de decir sandeces de autor con Fundación.
Tanto me ha molestado la polémica, la prohibición, la mema de la comunista cigarrera, la Memoria Histórica del pavisoso e iletrado Zapatero, que eché a correr hacia mi librería de guardia a comprar lo primero de Foxá que hubiera en existencias para metérmelo en vena inmediatamente. La susodicha novela la leí en su día y la he releído después con entusiasmo. Siempre me pareció que el mejor Umbral bebía directamente de esas páginas, y que el Madrid novelado por Foxá tiene algo que ver con el Manhattan novelado por Dos Passos en cuanto a la contundencia expresiva y conceptual de las impresiones encadenadas en palabras.
Agustín de Foxá
Compré Poesía (Antología 1926-1955) editada en 2005 por Renacimiento con prólogo del también reaccionario y estupendo Luis Alberto de Cuenca. Y he dejado encargado un ejemplar del libro Agustín de Foxá. Una aproximación a su vida y su obra, trabajo de Luis Sagrera lanzado por la editorial Dossoles.
Me despido con un poema de Foxá incluido en la antología recién comprada. Al leerlo todos comprobarán que Foxá, además de ser un facha, era un poeta bastante mediocre y sin el más mínimo interés. Vamos, doña Josefa Medrano y el señor Caballero Bonald escriben todos los días decenas de poemillas sin importancia como este:
MELANCOLÍA DE DESAPARECER (1940)
Y pensar que después que yo me muera
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo el cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata,
bañados por la luz del sol poniente
y noches llenas de esa luz de plata,
que inundaban mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.
Y pensar que no puedo en mi egoísmo
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar, yo sólo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo
y ya no la veré desde mi caja.
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Últimas colaboraciones (NOVIEMBRE) de Juan Antonio González Fuentes en la revista electrónica Ojos de Papel:
LIBRO: Miklós Bánffy: Los días contados (Libros del Asteroide, 2009)
CINE : Woody Allen: Si la cosa funciona (2009)
-LIBRO (octubre): Luis García Jambrina: El manuscrito de piedra (Alfagaura, 2008)
-CREACIÓN (octubre): La lengua ciega (DVD, 2009)
-CINE (octubre): Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009)
-LIBRO (septiembre): P.D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)
-LIBRO (julio): Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009)
-PELÍCULA (julio): Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009)
Más de Stieg Larsson:
-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)
-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.