Resulta curioso y estimulante enfrentarse a un
puñado de artículos y relatos firmados por profesores, filósofos y eruditos en
los que se bucea sin complejos en las profundidades del universo
zombi. Con un título que, como apunta Andrés
Ibañez en su artículo publicado en ABC, parece exigir el derecho a tener ese
apocalipsis zombi que tanto deseamos y que sólo podemos observar desde la
lejanía de las páginas de los cómics y de las pantallas del ordenador o del
televisor. The Walking Dead. Apocalipsis zombi ya es un
conjunto de reflexiones que puede interesar no sólo a los fanáticos del cómic y
de la serie, sino también a aquellos que quieran acercarse sin prejuicios a un
fenómeno del que, cuanto menos, merece la pena entender el porqué de su
fascinación a tantos.
Como
ya hiciera con otras series de gran popularidad como Juego
de Tronos, The Wire o Los
Soprano,
Errata
Naturae
nos regala un libro de lo más entretenido en el que el cómic de Kirkman y la
serie la AMC son sólo una excusa para ahondar en otros temas más complejos. Más
de uno se preguntará qué complejidad puede encontrarse en criaturas como los
zombis, seres bastante monótonos y sin (aparentemente) el encanto de otros
monstruos de la imaginación como los vampiros. Y cómo puede dar juego un tema
tan limitado como el de los “caminantes”. Pues lo da. Y
mucho.
El
profesor de la Universidad de Nevada Dave Beisecker, por ejemplo,
examina la fascinación que produce el terror y el mundo zombi y esa
extraña simpatía hacia ellos que proviene, posiblemente, de su modesta
condición. Así, para Beisecker, “si el vampiro es el emblema no muerto de la
aristocracia, el modesto zombi es el representante no muerto de la amplia
mayoría que formamos nosotros, la gente de a pie“ (1). En esta misma
línea se sitúa Stephen Brett Greeley, profesor del College of Staten
Island, para el que el “zombi se alza (…) desde su cripta como uno de
nosotros: siempre hambriento, nunca saciado, ha perdido el sentido de lo que
significa ser humano” (2). Muchos, al levantarse un lunes para ir al
trabajo, se sentirán plenamente identificados.
El
poeta y ensayista Jorge Fernández Gonzalo, por su parte, prefiere
dirigir su mirada hacia los efectos de ese apocalipsis zombi en los
supervivientes. Los monstruos son sólo una excusa para examinar cómo afecta una
situación extrema de supervivencia en los personajes de la serie y cómo los
espectadores viven esas emociones a través de ellos. Coincide en este análisis
de personajes la profesora Julia Round, quien en “El horror de la
humanidad” disecciona las posturas de los protagonistas desde enfoques
filosóficos como el Existencialismo. Gordon
Hawkes también sigue esta misma línea y nos presenta el concepto de
“zombi filosófico o zombi-F” en el curioso “¿Eres cereeeeeebroooo solamente o
algo más?”.
Muy
estimulante y realmente divertido es el artículo firmado por el
profesor Jeffrey A. Hinzmann y el filósofo Robert
Arp, “Personas por la ética en el trato de los zombis (PETZ)” -quizá el
mejor de todo el volumen-, en el que juegan a imaginar qué tratamiento se le
debería dispensar a los zombis y qué niveles de conciencia tendrían. ¿Sería
moralmente correcto matar zombis? ¿Sería algo moralmente censurable en
emplearlos como mano de obra esclava? ¿Y en emplearlos como entretenimiento? Con
éstas y algunas otras premisas los autores trazan un análisis moral y filosófico
de lo más sugerente y entretenido.
Ya al margen de lo
filosófico y para entender el fenómeno de The Walking Dead, el
crítico Santiago
García ofrece
al lector un erudito y apasionado recorrido por la historia del zombi en el
mundo del cómic hasta la llegada de Robert
Kirkman y
su célebre obra. Complementa este recorrido el artículo de Álvaro
Fuentes “El camino del zombi”, breve pero igual de
entusiasta.
Y
como no solo de artículos vive el hombre, Errata Naturae incorpora a esta
compilación dos textos literarios: “El accidente del Baltimore”,
de Marc Pastor, y “El caso del señor Valdemar”, de Edgar
Allan Poe. El primero es una fabulación que toma los personajes de la serie
como punto de partida y nos sitúa en la atmósfera del USS Baltimore, un
submarino cuyos tripulantes matan el tiempo viendo series y que,
inesperadamente, se encuentran con un buque que les deparará una inquietante
sorpresa. Por su parte, la inclusión del célebre relato de Poe supone todo
un acierto por parte de los editores. “El caso del señor Valdemar” es una
aproximación al mundo de los no muertos, una narración sobre un terrible
experimento cuya ambientación sirvió de inspiración a muchos maestros de la
literatura fantástica como H.P. Lovecraft. Un relato, al fin y al
cabo, que nos pondrá sobre la pista de esos no-muertos antecesores de nuestros
queridos zombis.
The
Walking Dead. Apocalipsis zombi ya es,
en definitiva, un entretenido volumen de ensayos, artículos y relatos que
complementa la línea de obras sobre series que Errata Naturae nos regala cada
cierto tiempo. Nunca los zombis habían dado tanto de sí mismos. El resultado nos
gusta. Mucho.
NOTAS
(1) VV.AA., The
Walking Dead. Apocalipsis
zombie ya, Madrid, Errata Naturae, 2012, página 32.
(2)
Ibidem,
página 60.