Mascha Kaléko: <i>Tres maneras de estar sola</i> (Renacimiento, 2012)

Mascha Kaléko: Tres maneras de estar sola (Renacimiento, 2012)

    TÍTULO
Tres maneras de estar sola

    AUTORA
Mascha Kaléko

    EDITORIAL
Renacimiento

    EDICIÓN Y TRADUCCIÓN
Inmaculada Moreno

    OTROS DATOS
ISBN: 978-84-8472-710-1. Sevilla, 2012. 140 páginas. 16 €



Mascha Kaléko

Mascha Kaléko

José Ángel García Caballero (Valencia, 1977). Ha publicado el libro de poemas <i>Llaves olvidadas</i> (Renacimiento, 2010; XIII Premio Surcos de Poesía)

José Ángel García Caballero (Valencia, 1977). Ha publicado el libro de poemas Llaves olvidadas (Renacimiento, 2010; XIII Premio Surcos de Poesía)


Reseñas de libros/Ficción
Tres maneras de estar sola: Mascha Kaléko
Por José Ángel García Caballero, martes, 2 de abril de 2013
La patria más antigua es la palabra. La soledad es esa sensación de orfandad que deja la ausencia de lenguaje. Por ello, las encarecidas llamadas de Homero a las musas pidiéndoles palabras. Mascha Kaléko (1907-1975) perdió esa patria huyendo del nazismo, y esa consciencia del lenguaje irrecuperable constituye el corazón de su poética. Así lo muestra en su poema “En un banco”: Ya que no jugué aquí los juegos infantiles, / nunca sentí la más profunda patria de la lengua/ en palabras, como pretenden los que sueñan. De ella hablaré en esta reseña, que versa sobre la reciente antología, publicada por la editorial Renacimiento, de su obra: Tres maneras de estar sola, traducida y prologada por la poeta gaditana Inmaculada Moreno.

Poeta judía, comienza a escribir prácticamente en el mismo momento en el que Hitler alcanza el poder; se ve obligada a exiliarse en Estados Unidos en 1938. Regresa a Alemania en 1955, aunque el resto de su vida reside entre Jerusalén y Zurich. Despojada de un espacio cotidiano, de un lugar natural para su lengua materna, su poesía combinará la percepción irónica de la realidad con la contemplación melancólica, y el amor como tabla de salvación (como patria me elegí el amor) y hábitat de la soledad: ¿Están tan solos todos los que aman? Describe muy bien Inmaculada Moreno  los vértices que configuran el cosmos poético de Kaléko; en el prólogo comenta: En sus versos hay un profundo sentimiento de soledad dolorida, sí, pero con pellizcos de sorna y de escepticismo que viste con regular proporción sobre sí misma y sobre la realidad cotidiana a la que asiste.

 

De esta forma, la edición se estructura en esos tres núcleos temáticos: La reflexión y la ironía; La nostalgia y Los amores.

 

La ironía como elemento de reflexión de lo que está aconteciendo es el rasgo característico de los poemas de la primera parte, si bien es algo natural en la poeta. Se sirve de ella para criticar a la burguesía, al materialismo y para reflexionar sobre esa constante del creador: la soledad. Dice así el poema "Versos para ningún libro de visitas":

 

            No, Madame, ya no juego al bridge,

            debe perdonarme.

            Yo me entretengo viviendo

            con otros desmanes

            como con honduras

            sobre la existencia.

            Opción de ganar: ninguna.

            Además es un juego insocial,

            se juega en soledad.

 

No desaparece nunca de Kaléko la sensación de exilio, la siente a través de su hijo, que habla en inglés, a través de la extrañeza de sus visitas a Berlín, esa continua sensación de no pertenecer a un tiempo y a un espacio. El tiempo está parado/ somos nosotros los que huimos, dirá, asumiendo un tiempo mutilado.

 

Y la nostalgia será inseparable de esa sensación, una nostalgia de lo que pudo haber sucedido. En el poema "Quisiera ir un día" escribe:

 

            Quisiera ver un día aquella tierra,

la que me desterró a mundos ajenos,

ir por las calles consabidas,

pararme ante las ruinas de mi adolescencia

furtiva, abandonada, anónima.

 

No he podido evitar recordar, leyendo estos poemas, la estremecedora narración de la escritora contemporánea de Kaléko, Anna Seghers, La excursión de las muchachas muertas. La adolescencia, la convivencia, de pronto amputadas por las barbaries de la historia. Lo que una vez fue exilio físico, se convierte en exilio interior durante toda la vida, la literatura del siglo XX nos ha dejado muchas muestras de ello.

 

En Kaléko, como lo fue en Machado o en Louis Aragon, o en su compatriota Paul Celan, y en tantos poetas que vieron de cerca el rostro más atroz del siglo pasado, la temática amorosa quiere erigirse en voluntad de perspectiva, capacidad delimitadora del vacío. Escribe en Sin título…

 

(…)

¿Te dolió? ¿es que nos ha cambiado el otoño?

Sí, nuestros sueños se mustian con el tiempo,

y con la realidad se va una conformando

si es que por los años transita honestamente.

 

--- ¡Qué calma! Si callamos sólo se oye el reloj.

Ante nuestra ventana susurra el único árbol.

Y, si alguien en el patio escucha atentamente,

suena a lo lejos como si tocaran a Chopin.

(…)

 

El amor es añoranza que no puede explicar las hostilidades del tiempo. También lo percibirá por la misma época Ingeborg Bachmann: Explícame amor, lo que no sé puede explicar:/ ¿trataré durante este tiempo corto y hostil/ únicamente con pensamientos y sólo yo/ no conoceré ni haré nada afectuoso? (1)

 

La poesía es ese espejo que se oculta en la trastienda de los tiempos. Mascha Kaléko es una poeta de verso diáfano, cercano a la circunstancia cotidiana, rítmico, que pone palabras al destierro de una lengua, de una religión, de unas ideas… La traducción de Inmaculada Moreno nos deja ese sentido del ritmo y esa capacidad evocadora de su palabra. Como la buena poesía siempre es indagación en la educación sentimental de los pueblos, vía de regreso del exilio del logos que provocan las grietas de la historia, merece la pena acercarse a esta poeta para aprender a estructurar parte de nuestra memoria. Herida que sigue abierta, como muestra el último poema recogido en la antología, El final de la canción:

 

(…)

Yo quería leer nuevamente tus cartas,

las palabras que sólo aquél que ama comprende.

Sin embargo parece que es demasiado tarde.

¡Qué despiadadas son las palabras “Ha sido”!

 
NOTA

 (1) Bachmann, I. Invocación a la Osa Mayor. Ed. Hiperión, 2001. Trad. Cecilia Dreymüller y Concha García. p. 87.