Ricardo  Rabella

Ricardo Rabella

    AUTOR
Ricardo Rabella Bahillo

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Barcelona (España), 1936

    BREVE CURRICULUM
Profesor mercantil y técnico de publicidad, cursó Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona, de la que ha sido profesor de Comunicación. También ha sido director de varias agencias de publicidad, así como asesor de imagen y comunicación de diferentes personalidades, entidades y partidos políticos

    OBRA PUBLICADA
Entre sus libros figuran Quiero ser político (1993); La solución al paro en el nuevo milenio (1999); Los hijos son una estafa (2001); A espaldas del jefe (2003); Prohibido pensar (2004) y La publicidad de Lorente (2006)




Opinión/Entrevista
Entrevista a Ricardo Rabella, autor de El tren está por pasar
Por Jesús Martínez, jueves, 7 de febrero de 2013
Porque hoy es hoy

Porque hoy es hoy. La caja roja de Nestlé contiene 200 gramos de compostura, una apetencia innata por la racionalidad, contiene el praliné de la sensatez y el cordobán de los actos justos, cóctel que agitaba en su decálogo de buenas maneras el filósofo griego Plutarco, en su Consejos a los políticos para gobernar bien (Siruela, 2011). En la caja roja de Nestlé no sólo se atesoran las buenas maneras, sino las etiquetas del comportamiento del ser humano y sus respuestas a los desafíos del nuevo milenio, que ya empieza a ser un milenio viejo. Nos referimos a la caja roja de Nestlé porque Ricardo Rabella es el autor de la frase que la ha promocionado durante más de veinte años: “Porque hoy es hoy”.

Citamos a Ricardo Rabella porque es el autor del ensayo El tren está por pasar (Ediciones Carena, 2012), con recomendaciones cargadas de ironía para llegar a una “vejez inteligente”. Y mencionamos a Plutarco y sus consejos para los esprínteres de los sanedrines de partido, porque el señor Rabella, publicista de profesión, también escribió su propio manual, más noble, si cabe; menos fariseo, que me perdonen: Quiero ser político (Gestión 2000, 1993).

“Resulta que yo descubrí una fórmula para ‘fabricar’ alcaldes. En las poblaciones de menos de 7.000 habitantes [como, por ejemplo, la ciudad andaluza de Benamejí], estudiaba el terreno, in situ, iba a los pueblos y hablaba con el médico, con los vecinos, con los comerciantes, con la policía… Me di cuenta de que los votos por correo, de las personas que vivían fuera, emigradas, no se habían tenido muy en cuenta hasta entonces. Así que hacíamos la campaña incidiendo en los aspectos positivos del candidato y hacíamos que los lugareños que se habían ido de la localidad lo tuvieran en cuenta, y le conocieran. Así conseguí que ganaran muchos futuros alcaldes; sólo me falló uno…” Ricardo Rabella nunca llegó a patentar una fórmula empírica que sentara las bases del éxito del cargo público que se presenta de nuevo a una reelección, porque quedaría en una perogrullada, como él cree:

Naturalidad + sentido común + no ser un burro + humildad = votos

“A mí me hace gracia lo de la gestión de talento, porque o se tiene talento o no se tiene. Lo del coach está de moda, pero es decir las mismas cosas con otros nombres: en definitiva, ser franco”, sentencia Ricardo, que defiende las técnicas básicas para “conocer el pájaro en cuestión”, el entorno: “He jugado en casi todos los partidos”, ratifica, y despliega su dosier de formaciones que compiten por los escaños: de la Unión de Centro Democrático a los partidos locales llamados “independientes”. “Se ha de vender lo positivo, marcar la estrategia que seguir, porque siempre hay una historia detrás de cada uno de nosotros.”

Ricardo Rabella, hijo de inmigrantes castellanos, hizo su debut profesional en contabilidad, funciones contrapuestas a la comunicación, del que es un gurú sin que se dé muchos aires: “Hice profesorado mercantil, aunque mis padres querían que fuese inspector de Hacienda. Por suerte, me incliné por el mundo de la publicidad”.

A mediados de los sesenta, inició su trabajo en el campo de la comunicación y fue responsable en la empresa textil Tervilor, pionera de la moda. Luego se pasó a la agencia de publicidad Clarín, de la que llegó a ser director.

Con el equipo de Clarín logró dar grandes golpes en la televisión. Con dos ejemplos basta: “Vuelve a casa por Navidad” de El Almendro, y “Ama a tu tierra”, de Codorniu, son suyos.

Bombones, turrones y cava.

En el 2005, Ricardo  Rabella se jubiló (“la tercera edad es real, no es un estado mental, qué coño”). De sus experiencias extrasensoriales en esta nueva etapa de su vida, ha extraído lo mejor, lo más sano, y ha compuesto este pequeño librito que es como un suplemento dominical bien encuadernado: El tren está por pasar (Edciones Carena, 2012).

Para que no nos pille el tren, o para que nos pille lo mejor posible.