Llega apenas a tiempo. El 1 de febrero hará 95 años que nació en una
Barcelona que abandonó enseguida para, siguiendo los destinos laborales de su
padre, recalar en Tánger –que llenó su infancia de otros sabores e ideas- y
después en el Real Sitio de un Aranjuez que adora. Ha trabajado y trabaja como
pocos. A los 16 años era funcionario de Aduanas, tras ganar la oposición. Allí
comenzó a escribir ya, en el reverso de los impresos, como se guarda en un
librito de edición limitada que es una pura joya. Estudia después Economía y
termina por enseñarla –le gusta recalcar en particular su vocación docente- como
catedrático en la Universidad Complutense de Madrid. Se exilia voluntariamente
en 1969. Será “Visiting Professor” en las Universidades británicas de Salford y
Liverpool.
José Luis Sampedro y Olga Lucas en su
querida cala de Mijas
Su primera novela,
La estatua de Adolfo
Espejo, data de 1939 aunque no la vio publicada hasta 1994. La espera y los
logros. Corazón y razón, su literatura se atraviesa de ríos que nos llevan,
octubres, viejas sirenas o sonrisas etruscas de felicidad enigmática. El firme
compromiso para hablar de la economía, inapelablemente humanista.
En el
Balneario de Alhama de Aragón (Zaragoza), en 1987, creo recordar, José Luis
Sampedro encuentra a una mujer, Olga Lucas, 30 años más joven, que le admira con
pasión en todos los sentidos. Ha de apartar el auténtico acoso femenino que
siempre ha despertado Sampedro, alto, fuerte, brillante al infinito, natural,
cálido y tierno. Excelente escritora, terca, con un encanto que atrapa, quedarán
unidos para siempre. Para el bien de los dos, y de quienes nos hemos beneficiado
de este “equipo” impagable que se sostiene el uno al otro, para crear, para
vivir, y ser mucho más que dos. Todos los años han regresado a Alhama de Aragón
desde entonces.
José Luis Sampedro y Olga Lucas
escenifican cómo se conocieron en un pequeño restaurante de Alhama de
Aragón
Desde su 90 cumpleaños, que celebramos en la provincia de
Málaga con un reducidísimo grupo de amigos, él se despide. El 1 de febrero
pasado, me dijo: “Olga anda haciendo planes para el año que viene pero yo ya no
estaré”. Siempre vuelve a estar. Con su eterno sentido del humor, con una
extraordinaria brillantez. Se mostraba muy contento en el brindis de sus 94
años, el austero pero enormemente luminoso apartamento alquilado de la Cala de
Mijas le vivifica y alzó su copa en mensaje para todos:
“Esto es la
vida. Animaos todos. Porque se puede llegar a los 94 años y más, siendo feliz.
Aunque uno se levante y se tenga que poner la boca, los ojos y los oídos. Se
puede ser feliz a pesar de los jefes y de que muchas de las cosas que nos rodean
nos parezcan impedimentos. Por nosotros mismos. Tenéis una vida. Cada uno la
suya. ¡Aprovechadla!” Allí, al día siguiente, y tras intensa sesión
de trabajo entre José Luis, Olga y yo preguntándome los pormenores del proyecto,
aceptó participar en el libro colectivo
Reacciona
(Aguilar). Algún tiempo después le pidieron prologar
¡Indignaos! de Stepháne Hessel (Destino). Ambos libros han sido un
éxito y han aportado argumentos, información, que culminarían en el #15M, que
también apoyó Sampedro en una carta decisiva que se leyó en las plazas de España
en aquella histórica jornada, tal como cuento en
La energía
liberada:
“Ahora es vuestro turno, mucho
más importante. Me ilusiona ver que los receptores del mensaje, muy
certeramente, habéis comprendido que no basta con indignarse, que es necesario
convertir la indignación en resistencia y dar un paso más. El momento histórico
impone la acción, la movilización, la protesta, la rebelión pacífica. El
llamamiento a indignarse no debe quedarse en un bestseller fácilmente digerible
por el sistema y así lo estáis demostrando con esta convocatoria.
Por eso me
adhiero a vuestras reivindicaciones, hago mío el manifiesto, me solidarizo y
deseo un clamoroso 15M. Pero sobre todo os animo a avanzar en la lucha hacia una
vida más humana. Los medios oficiales no se van a volcar con vosotros y
encontraréis muchos obstáculos en el camino, pero está en juego vuestro futuro.
El 15 de mayo ha de ser algo más que un oasis en el desierto; ha de ser el
inicio de una ardua lucha hasta lograr que, efectivamente, ni seamos ni nos
tomen por “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Digamos
no a la
tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras”.
De
izquierda a derecha, Rosa María Artal, Olga Lucas, José
Luis Sampedro y Juan José
Mardones
Ama el otoño. Siempre da efusivas gracias.
Aguijón constante para los desmanes, hoy sigue reivindicando los sentimientos y
la esperanza. Y el pensamiento libre, el que rechaza los absolutismos por todos
los medios a su alcance. “Con pensamiento libre habría ciudadanía y con ella no
se producirían las crisis”, dice.
Lo que más destaca de José Luis
Sampedro, además de su enorme talento, es una suerte de ingenuidad, de limpieza,
que inspira una enorme ternura. Le queremos. Compartimos la alegría de su
premio, el saber que algunas veces impera la justicia. Y es una bocanada de
oxigeno para este convulso fin de 2011.