Héctor Rosales

Héctor Rosales

    AUTOR ENTREVISTADO
Héctor Rosales

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Montevideo (Uruguay), 1958

    BREVE CURRICULUM
Ha publicado: Visiones y agonías (Barcelona, 1979), Espejos de la noche (Madrid, 1981), Desvuelo (Montevideo-Barcelona, 1984), Habitantes del grito incompleto (Montevideo, 1992) y Mientras la lluvia no borre las huellas (Barcelona, 2002). Es autor de las antologías Voces en la piedra iluminada. Diez poetas uruguayos (Toledo, 1988), Chapper, las espinas del verso (Montevideo, 2001) y Nadie dude el lucero. Rolando Faget (México, 2009)




Opinión/Entrevista
Diálogo con Héctor Rosales sobre el libro Los árboles sin bosque. Muestra de literatura uruguaya contemporánea
Por Jesús Martínez, miércoles, 1 de diciembre de 2010
Acaba de publicarse en Barcelona Los árboles sin bosque. Muestra de literatura uruguaya contemporánea (coedición de Ediciones Carena y Revista Malabia, que inaugura la colección Libros de Malabia). El volumen cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, que lo ha declarado de Fomento Artístico Cultural en 2010. Uno de los colaboradores en el proyecto es el poeta y escritor Héctor Rosales, que visitamos en su estudio domiciliar de Barcelona. De nuestra charla extraemos estas preguntas y respuestas en torno al flamante libro.

¿Cuál es la motivación que os ha inspirado para dar a conocer esta muestra?

La iniciativa parte de la Revista Malabia, una publicación virtual editada desde Barcelona, Montevideo y La Plata, que está por cumplir 50 números y aquí, en este libro, agrega una nueva vía de salida, la impresa. El primer proyecto fue lanzar en formato libro una muestra de autores uruguayos contemporáneos, en activo, con trayectoria literaria, buena parte de los cuales no son conocidos en España. El proyecto se planteó a Ediciones Carena, cuyo equipo participó en la elaboración del volumen y en la coedición y distribución del mismo. La principal motivación ha sido publicar autores con voces propias, que seguramente hallarán lectores interesados dentro y fuera de España.

¿Cómo ha sido tu participación en tal proyecto?

Me invitaron a presentarles libros de autores compatriotas, algunos con textos que seleccioné directamente y tuvieron aceptación. Pero en general presté una buena cantidad de ejemplares de mi biblioteca para que fueran considerados por los responsables. Aparte, me pidieron textos míos e ideas gráficas para la salida impresa de Malabia, ya que se inauguraba una colección (Libros de Malabia) y había que lanzarla con una estética particular. Terminé diseñando la cubierta y otros gráficos afines, dándole el título al libro y comunicándome con más de la mitad de los autores finalmente convocados.

¿El título de Los árboles sin bosque lo encontraste luego de leer el poema de Juarroz que abre el libro?

No. Ese título se me ocurrió al leer la primera docena de escritores que tenía en mente, y a partir de él se fue orquestando la estructura y la temática de fondo de la obra. El poema de Juarroz es un hallazgo de Federico Nogara una vez terminado el original. Creo que es un epígrafe inicial muy adecuado. Como también el cierre cuestionador de Rodríguez Padrón en el epílogo. Los lectores encontrarán elementos de reflexión y debate en el conjunto de páginas, vale decir, la mejor garantía para abordar una obra que está viva.

¿Cuáles son los temas centrales de los textos presentados?

Los que aparecen en buena parte de la literatura de cualquier época y lugar: el paso del tiempo y sus señales, la soledad, las ausencias, el destierro, la identidad y sus espejos, las resistencias, el amor de fondo, la lucha hacia el conocimiento, la muerte, las raíces, la búsqueda del bosque.

¿Es el exilio una herida tan grande que no puede ser contada o puede convertirse en material poético-narrativo, como es el caso?

El exilio tiene múltiples vertientes y es, en sí, una metáfora existencialista de primer grado: vivir bajo la condición humana es un exilio permanente, aunque estuviéramos siempre en el mismo sitio geográfico. Creo que en este libro hay unas cuantas variables muy bien expresadas sobre el tema. Además, al omitir los editores las típicas citas a pie de página (las que indican la procedencia y año de cada texto), el libro permite una continuidad de lectura, una correspondencia temática entre los variados estilos, donde el carácter polisémico del exilio puede ser, quizás, el principal nexo de toda la obra.

¿Se puede decir que hay en Uruguay un caldo de cultivo para una nueva generación de escritores?

Cada época trae sus perspectivas, sus aspectos positivos y negativos. En Uruguay, desde hace décadas, hay muchísimas tareas pendientes para estimular, apoyar, evaluar y difundir la literatura nacional. Tareas que, en buena medida, deben iniciarse desde los propios autores y su relación con la sociedad. Pase lo que pase, surgirán nuevas voces. No conozco en profundidad qué están haciendo los más jóvenes, si les interesa verdaderamente la escritura como arte, como oficio que requiere trabajo y responsabilidad, ya que se trata (en el momento de las publicaciones) de un aporte a la cultura colectiva, y no de un mero divertimiento, como tanto insisten algunos con la venia de la industria comercial detrás.

¿Cómo definirías el grupo en el que se integra esta veintena de personas, de procedencias y talantes diversos?

El único grupo que se me ocurre ahora es el de escritores uruguayos contemporáneos, lo que ya está subrayado en la edición. Hay varias generaciones reunidas aquí. Destacaría que es la primera vez que encuentro en un libro que no sea diccionario o enciclopedia, y editado fuera de Uruguay, una parte relevante de mis coetáneos.

Hablabas hace un rato de los calificativos o nombres globales para tu generación, y que te gustaba uno en especial. ¿Realmente te identificas con el de “La generación del silencio”?

Me gusta, sí. Creo que responde a lo que históricamente nos ha tocado vivir. La gente uruguaya nacida entre 1955-1965 éramos niños o adolescentes, personas en formación educativa y vivencial, cuando se produce el declive político-económico y luego la dictadura militar (1973) en el país. Nunca tuvimos una nación como la de la primera parte del siglo XX, a la que tanto sentimos aludir mientras predominaba lo contrario. Crecimos silenciados y sin recursos políticos y materiales para edificar una sociedad distinta en aquellos años juveniles. Pasado el tiempo, nuestra propia relación con el silencio fue cobrando diferentes relieves. Supimos que las palabras no alcanzan para llegar a las esencias, que toda supuesta verdad tiene distintos ángulos y aristas, que el silencio ya estaba hace siglos, en el fondo, condicionándonos, indicando su gobierno en la tierra y en el cielo. Hoy, en plena etapa audiovisual, cuando jamás hubo tanto aparatito encendido ni tantas vías para la comunicación, el silencio se está riendo de nosotros, cruzado de brazos, al final de la sala donde pasan esta película tan sonora y colorida.

¡Vaya panorama!

Sí. Y en “alta indefinición”.

Volviendo al libro: ¿qué características prevalecieron de cada uno de los miembros? Lo digo porque si bien afirmaste que la mayoría no son conocidos en España, Peri Rossi, por ejemplo, es la autora uruguaya más leída fuera de su país

Se dan estos contrastes, efectivamente. También existen textos escritos con cincuenta años de diferencia y, sin embargo, pueden convivir con los más nuevos. Los editores apostaron por el nivel literario y la trayectoria de cada autor, más que por la difusión masiva o las peculiaridades de sus obras. De todos modos, y según conversamos al principio del proyecto, se ha tratado de producir un título para ser leído por personas de distintos países y culturas. Este primer volumen de Los árboles..” (hay más autores y textos para pensar en, por lo menos, otro libro) quiere extender la literatura uruguaya contemporánea dentro y fuera de fronteras. Partiendo de una edición realizada y distribuida en España, los escritores con obra publicada aquí (Peri Rossi, Courtoisie, Berenguer, Nogara, etc.) serán, naturalmente, las primeras referencias para el acercamiento del lector español medio.

¿Internet ha contribuido a que se conocieran otros compatriotas tuyos sin necesidad de tener obra impresa en España? Te lo pregunto sabiendo que en tu propio caso, con más de treinta años de radicación en España y títulos publicados aquí, la red informática ha llevado textos tuyos a todo el planeta. (Invitamos a los usuarios de Google a teclear simplemente tu nombre de pila; verán dónde aparece tu web oficial). ¿Subestimas las posibilidades de las actuales tecnologías como fuentes de auténtica literatura?

Si así fuera, si subestimara la red, yo sería un desagradecido sin remedio. Pero debo aclarar que valoro las tecnologías como herramientas, como vehículos para facilitar el acceso a información y a otras numerosas aplicaciones. Lo que transporte esa red es un asunto distinto. Ocurre lo mismo con la televisión, la radio o incluso la vieja y querida imprenta. Un camión de basura no tiene ninguna culpa de trasladar basura, máxime si fue creado para ese fin. Todo está en las manos y cerebros, en la ética de quienes manejan las herramientas y para qué objetivos las usan. Fíjate que Los árboles sin bosque nace de la iniciativa de una revista digital, con miles de lectores y una filosofía laboral puramente destinada a una literatura seria. A través de Malabia y de otras revistas virtuales se han llegado a conocer escritores sin libros publicados aquí. Por otra parte, en internet hay espacios dedicados a autores inéditos. Es importante entonces, y también muy grato, que podamos contar con los actuales recursos de comunicación. Por cierto, está construyéndose un blog sobre el libro, así que solamente puedo ponderar estos recursos siempre que traten de brindarle calidad al receptor.

¿La literatura, en verdad, es capaz de cambiar al mundo, o al menos de moldearlo un poco?

La literatura está hecha por personas y puede cambiar a las personas, autores y/o lectores. Es una fuente cultural muy valiosa, aunque debe interactuar con otras plataformas. Si todo confluye positivamente en los canales educativos, la nueva sociedad puede cambiar de manera decisiva. Y con ella el mundo. Pero sin educación adecuada a cada época, el futuro no es, en ningún sentido, asunto nuestro, queda en manos del viento.

¿Este libro podría catalogarse como una llamada al sosiego, una acción introspectiva del “país al sur del sur” contra la globalización productora de textos homogéneos?

No creo que sea precisamente una llamada al sosiego, más bien es una llamada a la conciencia. Que es lo que pretende toda literatura de largo aliento. A través de estas páginas el lector llegará a las últimas décadas de ese “país al sur del sur”. Encontrará diferencias, pero también no pocos enfoques en común.

¿Qué tiene Uruguay que es una caldera de lectores?

Una vieja tradición de respeto por los libros, una tradición que ha resistido más allá del deterioro económico, la globalización que citabas, las crisis de toda índole, las lejanías y la incertidumbre. Estos árboles sin bosque no han dejado de ir en busca de otro bosque. Lo encontrarán.