DESDE EL FUERTE ROJO
El emperador Shah Jahan a su esposa Mumtaz
Mahall
Como surge de la niebla tu figura,
momento azul que fuiste:
celosía, resguardo de la luz estrepitosa,
batir de nuevas alas donde
apoyar
mi vuelo y atesorar perfume.
Poseer tu recuerdo es mi decoro,
hondura mística que el Taj Mahal expone,
portavoz de la altura en esta
angustia lila
que otorga mansedumbre
y llena de ternura mi amado
cautiverio.
TAJ MAHAL
Ante la magnitud en levitación,
un arrebato, una locura mística
solemniza el arrobo.
Como cisne
embriagado se desliza el color,
la luz, siendo de vuelo,
se perpetúa en
el mármol.
Se adivina la permanencia
etérea del amor,
ya de
abrazo imposible.
BENARÉS
Y la paz fue conmigo,
y fue
también la luz,
la plenitud en desorden.
Y fue el dardo, el dolor
rudo;
el estrago, lo excelso;
más allá, más aun del total.
GANGES
Rubor alzado en vilo
está limando el día.
Se debate la magia con el viento
y jadea la luz en su abandono.
Es dulce caminar por este margen
en donde lo sublime se recoge
iniciando el asombro.
Ganges: no admirar tu discurso es imposible.
¡Oh muerte, oh colorido, oh belleza!
GOA: ENCUENTRO CON LA
MAGIA
Sentiré en otro espacio…
¡pero será otra cosa!
Aquí,
todos son símbolos
discutiendo su mundo.
Huracán de colores,
buscando su paleta.
Brisas entrelazándose,
luz en repliegue.
Clandestinos encuentros
con la magia
y ese mar hecho azogue
astrolabio de Venus.
VISITA A LA CASA DE GANDHI
Qué
sencillez la tuya,
qué libertad tan digna,
tan bien adjudicada.
Qué deberes en uso,
qué elegancia de espíritu;
qué dulce
ministerio.
De cálidas humean las palabras
que salen de tu abismo.
NIÑOS DE LA INDIA
Y de pronto,
la angustia en
esplendor,
la tristeza que inunda
la multitud del yo.
Relucían
sus ojos,
mientras sus pies descalzos
hollaban las miserias de la
tierra.
¡Hay niños de la India,
cuánta fecundidad desertizada,
cuánto vuelo en desorden!
A TERESA DE CALCUTA
Y bajo
la cubierta de abandono,
el entramado azul de tu acogida.
Amor de
pino y de muérdago
entrelazando el latido.
MONZÓN
Después de la tormenta
hiciéronse sonoros los
matices.
Adormecía el arrullo
del goteo de las hojas.
Estaban empapadas
la memoria y las luces.