LA HERIDA QUE CAUSA LA VIDA
Hubo un tiempo
en que la
vida,
- noche silenciosa -,
tenía el sonido de la ausencia
donde
oscila el oscuro viento herido.
Las tumbas buscaban
el óvalo de los
muertos,
y una brizna de hierba,
cubría de carne la lluvia,
balbuceando perfumes
en el baile de la existencia.
Giraba y giraba
para dibujar sílabas
en un verano de infancia,
y el secreto se
alimentaba,
con ráfagas de olas
en la esquina del farol,
donde
oscila el viento herido.
TODAS LAS MUJERES QUE ALGUNA VEZ
HABITARON EN MI NOMBRE
Hubo una mujer, lo adivino
en el vacío
del aire,
Tejiendo bordes azules
a la secreta memoria
tendida en
alas de la vida.
Su mirada,
en cada sorbo,
envuelta en piel
estremecida,
y yaciendo traspasada
en la llanura humedecida.
Sus
pasos, enigma resumido
en la herida del instante.
Goces vanos,
en cruzadas de humildad,
un pecho sin aliento,
impalpables telarañas
de colores
confundidas en el calmo rugir
de los cedros.
Se
fragua una sonrisa de niña dormida
saltando en el vientre de su nombre,
liberando jaurías con dagas de ceniza.
erizando barricadas en su sangre
al despertar a la vida,
en el borde del abismo.
Hubo una mujer,
lo adivino,
cargada de sombras,
cayendo de su cuerpo,
desplegando
raíces en su pecho
y una lágrima abierta al universo.