Buscando mi destino (1969) es una
road movie de moteros
cuyos dos protagonistas (como proclama el melodramático pero certero título
castellano que lo prefiere al original de
Easy Rider), tratan de buscar
su destino, su lugar en una sociedad que les resulta extraña. Como medio de
supervivencia, tanto económica como emocionalmente, trafican con droga la cual
entonces todavía no había alcanzado su actual nivel de consumo y quedaba
confinada principalmente a las comunidades hippies. Hopper lo aclaró tiempo
después: «El país estaba en llamas. Vivíamos en una sociedad amoral. La guerra.
Luego las drogas se convirtieron en negocio. La cocaina nadie la conocía». De
fondo de toda la historia, hay una reflexión sobre la convulsa América de los
años 60 con la vergonzosa guerra del Vietnam, la corrupción, la intolerancia, la
dificultad de implantación de los derechos civiles y la violencia consentida
para resolver los conflictos que pudieran poner en peligro la situación
privilegiada de la clase dominante. Jack Valenti, el mandamás de la MPAA, trató
sin éxito de que el film no se realizase, diciéndole a Peter Fonda: «No hagan
cine sobre sexo y droga. Hagan Dr. Doolittle » pero éste se empeñó en hacerlo
porque «no se hacían películas sobre nuestra realidad». Si bien el film puede
considerarse como la primera
road movie totalmente pura de la historia
del cine1 y también un
buddy–film, no lo fue de moteros ni tampoco de
jóvenes marginados. Películas como
Salvaje (
The Wild One, 1953,
Laszlo Benedek) o
The Leather Boys (1963, Sidney J. Furie) ya les habían
utilizado pero fue Roger Corman –¿quién sino?– quien los puso en el candelero
con
Los ángeles del infierno (1967) que fue seleccionado incluso para el
festival de Venezia a pesar de su condición de serie B. Corman aprovecharía el
tirón para producir rápidamente
Devil’s Angels (1967, Dan Haller)
mientras que el productor Joe Solomon (Fanfare Films) haría cuatro films sobre
moteros,
Hell’s Angels on Wheels (1967, Richard Rush),
Angel from Hell
(1968, Bruce Kessler),
Run Angel Run (1969, Jack Starrett) y
The
Losers (1970, Jack Starrett). Todos eran de serie B para programas dobles
destinados a cines de ínfima categoría y a
drive-in-cinemas, que
consumían preferentemente los jóvenes y a los que el Hollywood pudiente no
prestaba la más mínima atención. El éxito de
Buscando mi destino les
abrió los ojos y convenció a los más escépticos de la existencia de un público
potencial, cansado de las grandes
machines, que esperaba este tipo de
películas, porque reflejaban su realidad y sus inquietudes. Sin embargo,
Buscando mi destino no tenía nada que ver con estos posibles antecesores.
Sus dos protagonistas van efectivamente en moto por las carreteras secundarias
del Sur de Estados Unidos pero no protagonizan ningún
thriller de acción
como los otros. No pertenecen a ninguna banda sino que están realizando un
periplo vital por la América profunda. No son delincuentes ni jóvenes marginados
en el sentido exacto de la palabra aunque hayan financiado su viaje iniciático
traficando con cocaina.
La expresión
easy rider tiene una larga
historia en el
slang de Estados Unidos. Curiosamente, se inició en la
cultura africano–americana de principios del siglo XX y se atribuía a las
mujeres casadas más de una vez, las cuales solían estar liberadas sexualmente y
eran muy hábiles con el acto sexual, sabían como dar placer a los hombres. Más
tarde, durante la Gran Depresión se aplicó a los vagabundos que se colaban en
los trenes para desplazarse de un lugar al otro, casi siempre sin rumbo fijo,
unos trotamundos. Durante la Segunda Guerra Mundial se dio el nombre a los
nativos contratados como sirvientes por los soldados norteamericanos de servicio
en Asia. Pero ya en la cultura de los 60, se aplicó primero a las mujeres
liberadas que practicaban el amor libre, normalmente en el contexto hippie, las
cuales eran evidentemente mal vistas por la sociedad conservadora. El término
aparece en varias piezas musicales de jazz, mientras que el film de Hopper, le
abrió otras perspectivas, asociándolo y contribuyendo a la leyenda de las motos
Harley–Davidson. Para el director, «un
easy rider es una persona que no
es un alcahuete pero que vive de una mujer, normalmente de una prostituta. El es
su
easy rider. El es a quien ella ama y le da dinero. El no la putea pero
es su
easy rider».
Tráiler de Easy Rider (vídeo colgado en YouTUbe por
jozsaandras)¿Quiénes eran entonces Dennis Hopper y Peter Fonda?
Dennis era un actor que solamente había hecho secundarios en shows de televisión
y en films como
Johnny Guitar (1954, Nicholas Ray),
Rebelde sin causa
(
Rebel Without a Cause, 1955, Nicholas Ray),
Gigante
(
Giant, 1956, George Stevens) o
Duelo de titanes (
Gunfight
at the O.K. Corral, 1957), llegando incluso a encarnar a Napoléon Bonaparte
en
The Story of Mankind (1957, Irwin Allen). El tremendo éxito de
Buscando mi destino le permitió acceder a la dirección con
The Last
Movie (1971) –que fue un gran fracaso– y su carrera entró en un alarmante
declive por culpa del excesivo abuso de drogas, una etapa que se extendió
durante casi todos los setenta. Hollywood le repudió y consiguió trabajar en
Europa siendo rescatado por Francis Ford Coppola para hacer de fotógrafo en
Apocalypse Now (1979), una profesión en la que precisamente está
reconocido como un gran artista gracias a sus exposiciones en muchos países.
Desde los años sesenta, ha alternado una irregular carrera como director y actor
mostrando siempre una actitud anticonformista con el cine convencional y crítica
contra el sistema.
Peter Fonda es hijo de Henry Fonda (hermano de
Jane y padre de Bridget y Justin) un hecho que ha marcado toda su carrera
provocando tal vez su actitud anticonformista. Llegó a
Buscando mi destino
después de trabajar asiduamente en series televisivas y haber conseguido
cierta popularidad protagonizando dos films de Roger Corman,
Los ángeles del
infierno (1966) y
The Trip (1967). Su carrera posterior ha sido muy
irregular alternando cine con televisión y dirigiendo tres largometrajes. Tanto
para Hopper como para Fonda, el film sirvió para convertirles en iconos
vivientes de la contracultura cinematográfica. Su imagen de los dos montados en
una Harley Davison es un signo inequívoco de aquella época.
La historia
del rodaje de
Buscando mi destino es casi tan interesante como la propia
película porque demuestra una actitud diferente de aquellos dos hombres frente
al cine. Hopper y Fonda se habían puesto de acuerdo en hacer el film y partían
de un guión más o menos elaborado. Convencieron a Raybert Productions para que
les financiasen con 40.000$ el rodaje de secuencias del Mardi Grass de 1968 en
New Orleans. Serían escenas de prueba con el trato de que si, a la Raybert le
gustaban, les financiaría el resto del film, algo menos de 400.000$, una
bagatela comparada con los costes de producción habituales. Fonda dijo que había
calculado aquella cifra porque había sido el coste del film de Roger Corman
Los ángeles del infierno. Todavía sin decidir quien sería el director,
aquel rodaje de prueba fue caótico, especialmente porque la mayor parte del
equipo quería acabar dirigiendo el film en caso de ser aceptado (aquel material
que incluía el Mardi Grass y el cementerio acabaría siendo utilizado). El equipo
se lanzó por las carreteras de Estados Unidos y los conflictos entre sus
miembros empezaron a ser habituales desde el inicio. Hopper, que hizo honor a su
fama de entonces de consumidor compulsivo de droga, se llevó muy mal con su
gente hasta el punto de que muchos abandonaron el rodaje, llegando incluso a las
manos con un operador. Para ser justos y en honor a Hopper hay que decir que la
mitad del equipo tomaba LSD. Después de aquella prueba, Hopper y Fonda cambiaron
prácticamente todo el grupo y Fonda decidió que, aunque no tuviese expriencia,
Hopper era el más indicado para hacer de director.
Una vez convencidos
los de la Raybert, el rodaje se convirtió en un auténtico
happening. La
autilización de escenarios naturales propició una inusitada improvisación que
cuajó después en el film infundiéndole una impresionante sensación de realismo.
La comuna hippie se recreó cerca de Mullholand Drive, en las colinas del Norte
de Los Ángeles, ya que la original en Arroyo Hondo (Nuevo México) cerca de Taos
no les dio autorización para rodar. En algunas de las secuencia se fuma
marihuana real aunque en la que Fonda la esnifa se empleó azúcaz en polvo.
Títulos de crédito de Easy Rider con la cancion "Born To Be
Wild" del grupo Steppenwolf (vídeo colgado en
YouTUbe por TheEqualiser00)La iconografia es parte importante del
carácter metafórico de la película. Wyatt evoca indudablemente a Wyatt Earp, el
legendario sheriff protagonista entre otros de westerns tan legendarios como
Pasión de los fuertes (
My Darling Clementine, 1946, John Ford) o
Duelo de titanes (
Gunfight at the O.K. Corral, 1957, John
Sturges), uno de los grandes mitos de la cultura western. Wyatt lleva la bandera
norteamerica en su chaqueta, en su casco y en su moto y se hace llamar Capitán
América, el superhéroe de los comics de la Marvel. El nombre de Bill también
hace pensar en el Viejo Oeste, en Billy el Niño o en Wild Bill Hickok, yendo
ataviado además como un indio –pantalones, camisa, collar– y con sombrero de
trampero.
Con el producto de su transacción ilegal, los dos protagonistas
compran dos Harley Davidson, una marca típicamente norteamericana que en 1920
era la más vendida en todo el mundo. Después de la guerra y de muchas
transformaciones empresariales, fruto de los cambios del sector, se habían
convertido en el símbolo difrenciador de “Los ángeles del infierno”
, un
club de motoristas creado en 1948, inspirándose al parecer en el film de Howard
Hu gues del mismo título,
Hell’s Angels, 1930) y, con los años, se
transformarían en iconos imprescindibles para asociarlas con jóvenes
inconformistas, pero también con delincuentes rurales motorizados. A diferencia
de las otras motos, las Harleys son absolutamente personales y sus propietarios
las transforman a su gusto, añadiéndoles los más impensables accesorios u
ornamentos para diferenciarlas. No hay dos Harleys iguales y popularmente se las
conoce como
choppers. Esto es precisamente lo que han hecho Billy y Wyatt
con las suyas.
Como declaró Dennis Hopper,
Buscando mi destino es
bastante más que una simple película de motoristas y drogas, es una reflexión
muy personal sobre el derrumbe de la moral de Estados Unidos. «Al principio del
film, Peter y yo hacemos una cosa típicamente americana, cometemos un crimen
buscando el dinero fácil. Lo tenemos y nos sentimos libres. Este es uno de los
problemas del país: todo el mundo busca el dinero fácil. Pienso que los
norteamericanos piensan que los delincuentes obran bien… mientras no les cojan.
El crimen es rentable si no te cogen».
Easy Rider: el tema "The Weight" por The Band
(vídeo colgado en YouTUbe por iainh1970)La película muestra un
respeto reverencial por el país –como lo prueba la presencia del omnipresente
paisaje– pero también un desprecio para algunas de las gentes que lo pueblan.
Aunque esté ambientado en una América profunda todavía primitiva, su retrato
puede extenderse a buena parte del país. «¿De dónde eres? De la ciudad, de
cualquiera… todas son iguales». Como buena
road movie, los encuentros y
desencuentos de los dos protagonistas van sirviendo para mostrar formas de vida,
actitudes, reacciones… que hacen aflorar inesperadamente temores y prejuicios.
Los dos protagonistas acaban siendo asesinados por ciudadanos
honestos
porque llevan el pelo largo, símbolo de una intolerancia que no acepta a los
diferentes. Resulta más seguro eliminarles para mantener su
status quo.
Esta historia iniciática de dos urbanícolas que, sin quererlo, están
buscando su futuro en un mundo rural que no imaginaban, sugiere la confusión
ética y moral que vivía entonces Estados Unidos con la guerra de Vietnam, la
corrupción generalizada, la contracultura, la conflictiva implantación de los
Derechos Civiles bendecida por la Administración pero inaceptada casi por
completo en el Sur o la violencia para resolver cualquier conflicto, como lo
probaban los asesinatos del presidente Kennedy o de Martin Luther King. Para
colmo, durante su posproducción, en junio de 1968, Robert F. Kennedy también fue
asesinado. El film representa una elocuente muestra de las grandes líneas que
definen la contracultura norteamericana de los sesenta: el pacifismo, la
marihuana, la música pop, el LSD, la protesta hippie o la profunda crisis del
sueño americano.
Aunque la forma en que está narrado parezca casual
(quizá como consecuencia de la mencionada improvisación), todo está
perfectamente calculado para que funcione como representación de la realidad.
Resulta útil mencionar algunas secuencias: El encuentro con unos hippies, no tan
felices en su pedazo de tierra como se les presentaba habitualmente: Urbanícolas
como los protagonistas que tienen dificultades para poner en práctica sus
teorías de vivir en contacto con la naturaleza. La dura experiencia con el LSD
que sólo les permite un viaje pero que no resuelve ninguno de sus objetivos, una
secuencia realizada casi en plan amateur con cámara de 16 mm., que transcurre
cínicamente en un cementerio de New Orleans.La actitud de la ley y el orden o de
los ciudadanos
respetables más intolerantes con sus melenas y su forma de
vestir o de
desfilar sin permiso. Sus actos, contrastan con el excelente
trato que se da al abogado alcohólico (interpretado por Jack Nicholson), un
miembro activo de la ACLU (American Civil Liberties Union)2, cuya elección no
debió hacerse por azar sino deliberadamente. Pero sus conciudadanos le excluyen
de su sociedad –y le asesinan– al ser
contagiados por los dos
bikers. El acoso de las adolescentes escolares en un bar de un pueblo de
Louisiana. Las putas que trabajan en una antigua iglesia. Los baños desnudos. El
amor libre… Todo culmina con la brutal secuencia del asesinato de los
protagonistas en la carretera. Mucho antes del momento de su muerte, ellos ya
saben que su búsqueda de la libertad ha fracasado. «Este era un país fantástico.
No sé lo que le ha pasado», le había dicho antes George a Billy. Uno de los
slogans publicitarios utilizados resulta raramente expresivo: «Un hombre salió a
buscar América y no pudo encontrarla por ninguna parte».
Easy Rider: el tema "I Wasn't Born To Follow" interpretado por
The Byrds (vídeo colgado en YouTUbe por
warMano88)La importancia de la banda sonora es fundamental. Se
desestimó a The Band y a Crosby, Stills and Nash, mientras que Bob Dylan no
autorizó su “It’s Alright, Ma”
(“I’m Only Bleeding”
), por lo que
se empleó una versión de Roger McGuinn, el cantante de The Birds. Dylan
únicamente escribió el primer verso de
Ballad of Easy Rider y dijo al
director que se la diese a McGuinn, «él sabrá lo que hacer con ella». Y lo
supo.Jimi Hendrix se inspiró en el film para escribir su canción
Ezy Ryder.
Y un detalle curioso, sin saberlo se rodó simultáneamente por las carreteras
americanas con otra
road movie, Llueve sobre nuestro amor, el film de
Francis Ford Coppola que también se sumó a su desoladora visión de aquella
América
profunda.
Hopper ganó el premio a la mejor -opera
prima del festival de Cannes de 1969. El film recibió dos nominaciones al Oscar,
al actor secundario (Jack Nicholson) y al guión original y en 1998 fue incluido
en el National Film Registry. Evidentemente, surgieron imitadores y seguidores
como:
Hell’s Angels 69 (1969, Lee Madden) para Tracom;
Hell’s Belles
(1969) Maury Dexter para American International;
Angels Die Hard
(1970, Richard Compton) para New World Pictures;
C.C. & Company
(1970, Seymour Robbies) para Rogallan Inc.;
Cycle Savages, (1970)
Bill Brame para Trans America Pictures o
Angels as Hard as They Come
(1971, Joe Viola) para New World Pictures.
Nota de la Redacción: Este texto corresponde al capítulo titulado "
Easy Rider, paradigma de la cultura de los años sesenta” del libro
Ángel
Comas,
Los fabulosos años de New Hollywood.
Panorama dos décadas de cine norteamericano
(1964-83) (T&B Editores, 2009). Queremos hacer
constar nuestro agradecimiento a
T&B
Editores por su gentileza al facilitar la publicación en
Ojos de
Papel.