El 29 de octubre de 2008, a las 12:53 a.m. hora china y 12:23 p.m. del día
anterior en Venezuela, un cohete chino puso en órbita el primer satélite de
propiedad venezolana bautizado “
Simón
Bolívar”, aunque comenzará a prestar servicio a comienzos del 2009.
El lanzamiento fue seguido atentamente desde la estación de Luepa, al sudeste de
Caracas, uno de los dos centros de control en tierra ubicados en territorio
venezolano, por el presidente
Hugo Chávez, acompañado por su colega
Evo Morales y se espera que el aparato preste servicio a casi toda
América Latina. El satélite fue lanzado desde el Centro Espacial de Xichang, en
China. El diseño, construcción y lanzamiento del ingenio corrió a cargo de la
China Aerospace Science and Technology Corporation, con una
inversión de 406 millones de dólares.
El “
Simón Bolívar”,
administrado por el ministerio de Ciencia y Tecnología a través de la Agencia
Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), gira en en la órbita
geoestaciopnaria de Clark a casi 36.000 kilómetros de altura. Pesa 5.100
kilogramos, mide 3,6 metros de altura y los dos brazos o paneles solares tienen
31 metros de largo. Porta 12 transpondedores de banda G (IEEE C) y 14 de banda J
(IEEE Ku), junto con transmisores de gran potencia y un sistema de transmisión
directa (DBS o
Direct Broadcasting System), que permiten recibir la
información sin necesidad de una estación de retransmisión terrestre, sólo con
antenas de 45 centímetros de diámetro. Su vida útil aproximada es de 15 años.
De cara al futuro, el gobierno
venezolano espera producir tecnología propia, para lanzar sus propios satélites
desde suelo venezolano, utilizando científicos y técnicos venezolanos
El satélite es parte del proyecto
Venesat-1, diseñado en 2004, cuando se iniciaron conversaciones con la Agencia
Espacial Federal Rusa, que fracasaron. Por aquel entonces las relaciones entre
Vladimir Putin y
George W. Bush eran mucho más cordiales que ahora
y Moscú quería ponerlas en peligro por estrechar lazos con Venezuela, una
situación muy distinta a la actual. Los rusos se negaron a transferir tecnología
y formar técnicos especializados venezolanos y Venezuela decidió buscar un nuevo
socio, que encontró en China. De esta forma, técnicos venezolanos serían
capacitados en tecnología satelital, desarrollo del software y formación técnica
para el manejo del satélite desde tierra.
De cara al futuro, el gobierno
venezolano espera producir tecnología propia, para lanzar sus propios satélites
desde suelo venezolano, utilizando científicos y técnicos venezolanos. Aunque la
compra y la puesta en órbita del satélite corren a cuenta de Carcas, el proyecto
no se hubiera podido desarrollar sin Uruguay, miembro de la Unión Internacional
de Telecomunicaciones desde 1902. Ante la imposibilidad de proyectar, construir
y lanzar un satélite propio, lo que tenía un coste elevado, el gobierno uruguayo
cedió a Venezuela una de las dos últimas órbitas hemisféricas que le quedaban a
cambio de 10% de su capacidad operativa.
La idea comienza a sonar de forma
mucho más disonante cuando se la quiere recubrir con un complejo ropaje
ideológico con un fuerte contenido nacionalista y
antiimperialista
Algunas explicaciones
venezolanas, inclusive manifestadas por el propio presidente, señalan que
Venezuela, y otros países de la región, gastan millones de dólares al año para
obtener servicios satelitales, casi todos monopolizados por empresas
trasnacionales.
Nuris Orihuela, ministra de Ciencia y Tecnología, dijo
que “Todos los venezolanos somos usuarios comunes y cotidianos de la tecnología
aeroespacial, la diferencia está en que las señales que manejamos tienen que
viajar por satélites privados, generalmente de un conjunto de países muy
reducidos que imponen condiciones de pago que representan restricciones para
masificar este tipo de señales”.
Hasta ahí la explicación tiene sentido,
especialmente desde la óptica bolivariana. Sin embargo, la idea comienza a sonar
de forma mucho más disonante cuando se la quiere recubrir con un complejo ropaje
ideológico con un fuerte contenido nacionalista y antiimperialista. Desde esta
perspectiva se dice que “el lanzamiento de nuestro primer satélite constituye un
acto de liberación, de independencia” y que “Ahora, tenemos un satélite
socialista, para construir el socialismo, dentro de Venezuela y para cooperar
con otros pueblos, para activar nuevos mecanismos de solidaridad, de
cooperación, de integración con países como Bolivia, Ecuador, pueblos que han
estado excluidos durante siglos”. Finalmente
Chávez concluye señalando
que “los servicios de nuestro satélite
Simón Bolívar serán para la
cooperación, no para explotar a los pobres, ni a los pueblos, ni a los
gobiernos, cobrándoles un dineral para prestarles un servicio. Ofrecerá un
servicio para el desarrollo social y para la integración de los pueblos”.
¿Estamos sólo ante una campaña
publicitaria que quiere aprovechar los logros de la revolución o ante un
proyecto de largo aliento que busca el desarrollo de la ciencia y la tecnología
en Venezuela?
En ésta como en tantos otros
proyectos del gobierno venezolano la cuestión de fondo gira en torno a la
sostenibilidad y a la forma de proyectarse en el futuro. ¿Estamos sólo ante una
campaña publicitaria que quiere aprovechar los logros de la revolución o ante un
proyecto de largo aliento que busca el desarrollo de la ciencia y la tecnología
en Venezuela? De ahí que algunas preguntas que surgen, más allá de la formación
en China de 90 técnicos y doctores venezolanos y de la construcción de dos bases
de seguimiento terreno del satélite, tienen que ver con la existencia, o no, de
un plan elaborado de I + D + I, y con la inversión realizada en universidades y
centros de investigación venezolanos. Hasta ahora, lo único que se ha visto es
que la tecnología china, vestida de bolivariana, funciona eficazmente.
Más allá de su posible conexión, pese a los desmentidos oficiales, con
los
planes de
rearme, otra duda que subsiste es si esos más de 400
millones de dólares no se hubieran podido gastar de otra manera, especialmente
en la mejora de la capacidad científica de los centros de altos estudios. Lo
visto hasta ahora con la educación elemental, a la que se quiere dotar de un
alto componente “socialista” y doctrinario no permite ser demasiado optimista al
respecto.
Lanzamiento del Satélite Venezolano VENESAT-1 Simón Bolívar (vídeo
colgado en YouTube por maribet82)