Etapa: Del refugio Sant Jordi al refugio de Rebost
El Coll de Pendís es el de menos altura en muchos kilómetros de todos los
que forman las sierras del Cadí y el Moixeró, por lo que antiguamente era el
paso natural más lógico para conectar las comarcas de Cerdanya y Berguedà. Por
este motivo, no es extraño que existiera, en los alrededores de la Font del
Faig, en el mismo lugar en que ahora se levanta el refugio Sant Jordi Font del
Faig, un hostal muy concurrido durante la década de 1940, sobre todo por
trajinantes, pero también por maquis y contrabandistas.
A principios de
la década de 1950, tras el abandono del paso debido a la construcción de nuevas
carreteras, surgió la idea de construir en la zona de la Font del Faig un
refugio de montaña, que finalmente fue inaugurado en 1961 por el entonces
delegado regional en Cataluña de la Delegación Nacional de Educación Física y
Deportes, Juan Antonio Samaranch. Las difíciles obras duraron una década. En
1973, Antoni Bosque Boté fue nombrado guarda del refugio, responsabilidad que
detentó durante veinticinco años, hasta que su hijo Toni Bosque Miñana cogió el
relevo en 1998. Pese a su juventud, el nuevo guarda ha pasado largos períodos de
su vida en el refugio Sant Jordi. Para sus compañeros de los refugios de Cavalls
del Vent, él es Spinnaker, y así lo llaman cuando se comunican por la emisora de
radio. La razón de que su apodo sea el nombre de una vela sólo él os la dará, si
conseguís la suficiente confianza.
Refugio Sant Jordi
Características
Plazas: 48.
Refugio libre en ausencia del guarda (6 plazas).
Servicios y
equipamientos: Comidas, bar, electricidad (placa solar), chanclas, hogar y
estufa de leña.
Alojamiento: Dos dormitorios equipados con literas,
colchones, almohadas y mantas.
Cobertura GSM: Buena cobertura de
MoviStar en el refugio y algo de cobertura de Amena, mientras que llega una
señal algo inestable de Vodafone fuera del refugio.
Datos de
contacto y reservas
Guardas: Toni Bosque Miñana, desde
1998
Propietario: Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya
(FEEC)
Teléfonos: 619 239 860 / 00 376 839 926
Dirección
postal: Urbanización Les Agudes Parc, bloque A. Apdo. 101 – Sispony
(Andorra)
Accesos
Situación: En la
vertiente este del Coll de Pendís, al lado de la Font del Faig
Altitud: 1.565 metros
Población más cercana: Bagà
(Berguedà)
Acceso en vehículo: Carretera de Bagà a Gisclareny, desvío
a la derecha justo antes del puente de Sant Joan y después del camping Bastareny
por la pista forestal hacia la Font de l’Adou, que está en buen estado y es
transitable para turismos. Hay que dejar el coche a la altura de Cal Cerdanyola
y la Font Nostra, desde donde se llega al refugio a pie siguiendo las marcas de
Cavalls del Vent a través del Torrent del Forat y Els Empedrats, en una caminata
de dos horas. Otra opción es la carretera de Bagà al Coll de Pal; aparcando el
vehículo en el kilómetro 4, en la curva que lleva a la aldea de Gréixer, desde
donde hay unas dos horas y media a pie hasta el refugio, siempre siguiendo las
marcas de Cavalls del Vent. La última opción es la pista que sale de Riu de
Cerdanya en dirección al Coll de Pendís hasta la barrera que cierra el paso a
los vehículos, desde donde quedan unos cuarenta minutos a pie hasta el refugio,
al que se llega cruzando el citado collado y bajando por el sendero GR 107.
Aparcamiento: Al lado de Cal Cerdanyola, en la misma pista
forestal para la primera de las vías de acceso. En una curva de la carretera del
Coll de Pal cercana a Gréixer para la segunda opción de acceso. En la pista del
Coll de Pendís, antes de llegar a la barrera para vehículos si se llega por este
camino.
Acceso en transporte público: Se puede llegar hasta Bagà
en autobús desde Barcelona, Manresa, Berga, Andorra, La Seu d’Urgell y
Puigcerdà. Desde Bagà, se puede acceder al refugio en una caminata de unas tres
horas.
Descripción del itinerario
Desnivel positivo: 939 metros
Desnivel
negativo: 1.540 metros
Duración estándar: 3 horas 30 minutos
Zonas de paso: Refugio Sant Jordi (1.565 metros) – Torrent de la
Malesa – Escriu – Torrent d’Escriu – Coll d’Escriu (1.509 metros) – Clot d’en
Pere – Gréixer (1.102 metros) – Cal Tinent – La Llobera – Millarès – Collet de
la Ferreria – Restable de la Creu de l’Om – Refugio de Rebost (1.640
metros)
Salid del
refugio Sant Jordi y dirigíos hacia la
parte baja del prado hasta encontrar una bifurcación señalizada mediante un
poste metálico con diversas flechas indicadoras. Desde aquí debéis encaminaros
hacia la vertiente del valle que queda a vuestra izquierda y recorrer un sendero
por una zona descubierta y pedregosa, con vegetación muy seca, hasta llegar a la
entrada del bosque. A partir de ahí, y en un continuo descenso moderado, os
iréis adentrando en la espesura, que pronto se convierte en un hayedo fresco y
húmedo cruzado por varios pequeños torrentes. El hayedo y el pinar se van
alternando hasta llegar a una vieja casa, el último vestigio de
Escriu.
En Escriu, el camino de Cavalls del Vent y el del GR 107 se desvían
hacia la izquierda, iniciando la ascensión al
Coll d’Escriu. Aunque la
distancia a recorrer no es muy grande, hay que superar un marcado desnivel que
dificulta la subida. Afortunadamente, la sombra de un bosquecillo mediterráneo
de pinos facilita la ascensión prácticamente en su totalidad. En lo alto del
collado, los árboles se abren y las vistas premian al esforzado excursionista.
Desde el Coll d’Escriu os espera un larguísimo descenso, hasta
Cal
Tinent, de casi 600 metros de desnivel y bastantes kilómetros de distancia.
En su práctica totalidad, la bajada es moderada y cómoda, y se realiza por
caminos fáciles, si bien en algunos momentos el sol puede ser bastante molesto.
En este sentido, hay que tener en cuenta que pasaréis por el punto de menor
altura de toda la travesía de Cavalls del Vent —junto con el paso por Cal
Cerdanyola y la Font Nostra—, lo que incrementa las posibilidades de que este
tramo sea uno de los más calurosos. Antes de llegar a esa zona, atravesaréis el
hayedo del Clot d’en Pere, donde podréis disfrutar de la observación de
este bosque que, aunque bastante abierto, es muy agradable por su frescor,
humedad y sombra. Además, en el Clot d’en Pere encontraréis otros puntos de
interés, como la fuente homónima, y tendréis excelentes vistas del cercano
Estanyet de Gréixer desde una peña pedregosa con pinos enanos sobre su
loma que se extiende a la izquierda del camino, ya en la parte baja del hayedo.
Parque Natural del Cadí-Moixeró
Cruzaréis el
Torrent de
Fontbona justo por debajo de la pequeña presa que provocó hace muchos años
la formación del Estanyet de Gréixer y continuaréis caminando en todo momento
por una pista ancha. A partir de este punto, la vegetación se transforma. El
hayedo queda atrás y los pinos y las encinas lo sustituyen, alternándose con
algunos campos a medida que os acercáis a la población de
Gréixer. Toda
esta zona está expuesta al sol debido a la amplitus de la pista, por lo que en
los días más soleados puede convertirse en un trayecto duro.
Poco más
abajo de la localidad de Gréixer, la pista llega hasta una amplia curva de la
carretera asfaltada que va desde Bagà hasta el Coll de Pal. Vuestro camino cruza
en línea recta la carretera y el sendero continúa al otro lado de la misma,
descendiendo todavía hasta el curso del río Gréixer, cuyas aguas transparentes y
habitualmente en calma debéis vadear en un paraje que sorprende por su humedad y
sus altísimos árboles, pues se halla en un entorno que anuncia más bien
sequedad. Aquí debéis prestar atención para no perder de vista las marcas de
pintura de Cavalls del Vent. Ya estáis a la altura de Cal Tinent, cuyas
construcciones en ruinas podéis apreciar un poco más adelante, a vuestra
derecha. Pero no es ése el camino que tenéis que seguir, ya que el vuestro se
adentra en la espesura de la izquierda por una senda muy estrecha que empieza a
ascender de forma bastante directa. También se puede seguir la pista principal,
que lleva hasta un comedero de vacas y asciende de forma más moderada haciendo
varias curvas en zigzag hasta confluir con la senda marcada con las señales de
Cavalls del Vent casi en el mismo puente por el que se cruza por debajo la
carretera C-16, la que lleva al túnel del Cadí.
Ya habéis completado los
más de 1.500 metros de desnivel de bajada que tenía la etapa y ahora os
enfrentaréis a su tramo más duro, el cual, después de más de 700 metros de
desnivel en continua subida, os llevará hasta el
refugio de Rebost. El
ascenso empieza en unos prados que hay que atravesar casi en línea recta hasta
encontrar las señales de pintura de Cavalls del Vent que os adentran en el
bosque que se halla al fondo. Tras los prados, en la zona de la
Llobera,
primero alcanzaréis un robledal, prácticamente el único de toda la travesía, y
posteriormente otro hayedo. Después de dejar la zona de árboles, pasaréis por un
nuevo prado, ya en las inmediaciones de
Millarès. En este lugar, y tras
rodear la casa y cruzar todos sus campos –de nuevo completamente expuestos a los
rayos solares–, enlazaréis con una ancha pista forestal que conduce al interior
de otro bosque, con su bienvenida sombra. Al llegar a Millarès habréis cubierto
el primer tercio de la subida hasta Rebost, tramo sin dificultad alguna pero que
puede hacerse duro en los días soleados y calurosos, ya que transcurre en gran
parte por zonas muy abiertas.
Desde Millarès el recorrido discurre
predominantemente por el interior de un bosque de pinos, robles y encinas. La
pista todavía será vuestro camino durante un trecho, pero cuando la abandonéis
definitivamente en una doble curva, las marcas de pintura os indicarán una
estrecha y empinada senda que lleva hasta el
Collet de la Ferreria, donde
entraréis en la zona denominada tradicionalmente
Restable de la Creu de
l’Om. Siguiendo el cauce de una torrentera de fuerte desnivel llegaréis
prácticamente hasta el punto donde debéis cruzar otra vez la carretera de Bagà
al Coll de Pal, referencia que os indicará que habéis cubierto ya dos tercios de
esta última ascensión de la jornada. Sólo os quedan 200 metros de desnivel de
subida para llegar al refugio de Rebost. Además, buena parte de este tramo pasa
a través de un hayedo, correspondiente a la parte más baja de la
Baga
Gran, cuyo frescor y sombra agradeceréis como un alivio a vuestro esfuerzo,
aunque la pendiente sea muy marcada y no permita ningún descanso.
El
Pedraforca desde Coll d’EscriuLa última parte de la jornada, una
vez fuera del hayedo, atraviesa una zona en la que se alternan algunos árboles
con campos abandonados dispuestos en terrazas. Así pues, deberéis ir ascendiendo
terraza a terraza a través de los campos hasta llegar finalmente a la altura del
refugio de Rebost. En ese momento, os cruzaréis con el GR 4.2, que va desde Bagà
hasta el Rebost, y veréis marcas amarillas de diferentes itinerarios cercanos al
refugio. No os dejéis confundir ni os desviéis nunca hacia la derecha, ya que
vuestro camino continúa hacia la izquierda con las marcas de Cavalls del Vent y
pasa por una de las terrazas de un prado hasta llegar, caminando junto a una
valla para el ganado, al refugio, que queda a unos escasos doscientos metros de
ese cruce de caminos.
Propuesta
alternativa Los tres
collados
Desde el refugio Sant Jordi debéis iniciar la ascensión en
dirección norte hacia el Coll de Pendís, al que llegaréis en veinte
minutos siguiendo un camino que discurre entre matas de boj y pinos. A este
collado llega, procedente de la vertiente de la Cerdanya, una pista forestal
cuyo paso se encuentra limitado por una barrera.
Desde el Coll de Pendís
os dirigiréis hacia el oeste por un sendero llano bien marcado entre pinos
negros. En unos diez minutos llegaréis al Coll de Vimboca, donde debéis
buscar en dirección sur el inicio de un sendero sin señalizar que desciende
suavemente, siguiendo un pequeño valle denominado Galligans, cuya parte
más profunda quedará a vuestra derecha. En las tarteras situadas a vuestros pies
quizá podáis observar la presencia de algún rebeco a lo lejos.
Al cabo
de unos quince minutos llegaréis al Coll de Galligans, un pequeño espacio
sin apenas pinos que os permite cambiar de vertiente. Desde aquí podéis iniciar
el regreso al refugio Sant Jordi, por un camino que surge entre matas de boj y
que desciende hasta el refugio en unos veinte minutos. Un poco antes de llegar a
éste, pasaréis al lado de una gran roca de la que brota agua, la denominada
Font del Faig, así como de los restos de la antigua masía del mismo
nombre. El camino, ya llano y en una zona de verdes prados, os conducirá en
pocos minutos hasta el refugio.
Desde el Coll de Galligans tenéis la
alternativa de seguir en dirección sur hasta cruzar la cresta, donde tendréis
excelentes vistas del Cap de la Pelosa y del valle del río Bastareny
(en diez minutos). Los más intrépidos podéis incluso ascender dicha cresta
hasta la cima del Cap de la Boixassa (1.825 m). Aquéllos a los que se les
haya hecho corta esta excursión, pueden descender por un sendero en zigzag hacia
el Cap de la Pelosa, donde acaba una pista forestal, en unos 25 minutos. Para
volver al refugio hay que regresar hasta el Coll de Galligans e iniciar el
descenso directo hasta el Sant Jordi.
Coll d’Escriu
Cuando estéis llegando a lo alto del Coll d’Escriu, no perdáis la
oportunidad de giraros y descubrir, entre las copas de los pinos jóvenes, el
macizo del Pedraforca. Los árboles constituyen el mejor marco para la montaña.
Además, este collado os dará un respiro para calmar la sed y reponer fuerzas
antes de iniciar un largo descenso.
Gréixer
La ruta de Cavalls del Vent pasa de largo el camino que lleva hasta Gréixer
(o Greixa, tal como aparece escrito en algunos documentos), aunque discurre a
unos escasos cincuenta metros del centro mismo de la población, que merece una
visita si vais bien de tiempo y la meteorología acompaña. El pueblo es muy
pequeño pero se mantiene en un perfecto estado de conservación. Se penetra en él
a través de la plaza, cuya superficie empedrada y los balcones de madera de las
casas que dan a ella son sus mejores credenciales. El monumento más interesante
de la villa es la iglesia románica dedicada a san Andrés y construida en el
siglo XII, aunque existe documentación referida a un edificio anterior, de
estilo prerrománico, consagrado por el obispo Guisad II de Urgell en el año 871.
La fuente de Gréixer, situada detrás de unas casas que quedan a la izquierda
según se entra por la plaza, de la que brota abundante agua fresca, ofrece una
excelente sombra que invita a disfrutar de un paréntesis para reponer fuerzas.
GUARDIOLA DE BERGUEDÀ
Altura: 720 metros
Población: 937 habitantes
La
capital del municipio de Guardiola de Berguedà es el núcleo habitado más
reciente de todos los que lo componen, que son, además de Guardiola, Brocà,
Gavarrós, Llenes y Sant Climent de Torra de Foix. Todos ellos, excepto el que
presta el nombre al municipio, ya existían en los siglos IX y X. Sin embargo,
los monumentos históricos más importantes del municipio son dos grandes
edificios aislados: el castillo de Guardiola y el monasterio de Sant
Llorenç prop Bagà. En la Edad Media los religiosos del monasterio eran los
señores feudales de un territorio que estaba formado por masías rurales
semiaisladas o concentradas en pequeños vecindarios. Las luchas entre el
monasterio de Sant Llorenç prop Bagà y los barones de Pinós, establecidos en la
población de Bagà, por el estratégico enclave del castillo de Guardiola marcaron
en gran medida la historia de la región. El declive del monasterio se inició con
los terremotos de los años 1427 y 1429, que hundieron gran parte del edificio de
la iglesia y las dependencias monacales.
El proceso de industrialización
de los siglos XVIII, XIX y, sobre todo, de inicios del siglo XX significó la
prosperidad para Guardiola de Berguedà, siendo el punto culminante la llegada
del ferrocarril en 1904. Este hecho contribuyó a la formación del actual núcleo
de Guardiola y lo convirtió en puerta de entrada de la modernización para la
subcomarca del Alt Berguedà. La minería y la industria marcaron a partir de
entonces el carácter de un pueblo cuyo crecimiento conllevó la capitalidad del
municipio. Actualmente, con las actividades mineras y textiles prácticamente
desaparecidas, Guardiola dirige su mirada hacia el turismo.
Lugares de interés
Monasterio de Sant Llorenç prop Bagà: La gran joya del
patrimonio medieval de Guardiola se encuentra en una posición privilegiada,
dominando desde una altura media todo el pueblo. Documentado desde el año 898,
no paró de crecer y enriquecerse hasta el siglo XV cuando, a raíz de los
terremotos que asolaron la región, sufrió graves daños en sus dependencias. Su
restauración fue impulsada en la década de 1970 y sigue actualmente en marcha,
sacando a la luz partes importantes del claustro y la hospedería.
Puente de Guardiola: Justo en la confluencia de
los ríos Saldes y Llobregat se alza este viejo puente, cuya estructura original
se estima que sería del siglo X, aunque su aspecto actual es posterior, de
factura gótica, remodelada en el siglo XVIII. La loma que queda encima del túnel
de la carretera, justo a espaldas del puente, todavía conserva algunos restos
ruinosos y poco visibles del histórico castillo de Guardiola.
Nota
de la Redacción:
agradecemos a Alhena
Media su gentileza por permitir la publicación de
esta ruta de Cavalls
del Vent. Travesía senderista por el PN del
Cadí-Moixeró, obra de Isaac Fernández
Sanvisens (Alhena Media) en Ojos de Papel.