Sándor Márai: La extraña (Salamandra, 2008)

Sándor Márai: La extraña (Salamandra, 2008)

    TÍTULO
La extraña

    AUTOR
Sándor Márai

    EDITORIAL
Salamandra

    GÉNERO
Novela

    TRADUCCCION
Mária Szill y J. M. González Trevejo

    OTROS DATOS
Barcelona, 2008. 151 páginas. 13 €



Sándor Márai

Sándor Márai


Reseñas de libros/Ficción
Sándor Márai: La extraña (Salamandra, 2008)
Por Juan Antonio González Fuentes, lunes, 2 de junio de 2008
Cuando el escritor húngaro Sándor Márai (nacido en 1900 en Kassa, actual ciudad eslovaca) abandonó su país en 1948 ante la llegada definitiva al poder de los comunistas pro-soviéticos, inició un definitivo exilio que finalmente lo llevó a los EEUU, donde, ya anciano, se suicidó en la ciudad de San Diego en 1989, justo cuando el muro de Berlín, materialización simbólica de la razón por la que se exilió, empezaba a ser sólo una pesadilla que el pueblo resquebrajaba a golpes de pico y pala.
Lo que quizá nunca llegó a imaginar Márai es que su exilio voluntario supondría a medio y largo plazo el ostracismo más absoluto para el escritor, quien como tal vino a desaparecer de la cultura y el idioma de su país natal por orden de los dirigentes comunistas húngaros, quienes hicieron de él y de su obra débiles fantasmas recordados sólo por los más viejos del lugar. Márai fue considerado por las nuevas autoridades como ejemplar perfecto del exitoso y prolífico escritor burgués, y como tal fue condenado y sentenciado con singular eficacia.

En no mucho tiempo Sándor Márai pasó de ser uno de los novelistas más leídos, famosos, considerados y publicados de Centroeuropa, a ser un perfecto autor olvidado y desconocido, cuyos libros fueron expurgados de las bibliotecas públicas y perseguidos hasta su práctica desaparición de las privadas.
No ha sido éste, por circunstancias que pueden variar mucho, un destino inusual para la obra de algunos escritores, en un sentido o en otro, es decir, para pasar del éxito y la popularidad a la práctica desaparición, o al revés, para pasar del anonimato completo a ser referencia inexcusable de una literatura o un idioma. En este último caso pienso, por ejemplo, en Pessoa o en Kafka. No lo sé, pero es posible que finalmente, a largo plazo, el reconocimiento de la obra de un escritor dependa sólo de su calidad intrínseca, de las circunstancias históricas en las que fue creada y de las del tiempo que la recibe. 
Márai es un peso pesado de la narrativa centroeuropea del pasado siglo, un verdadero gigante de la literatura del que, además, sólo hemos podido leer en nuestro idioma la punta del iceberg, pues su obra es extensísima
La obra de Márai fue redescubierta en Italia en la última década del siglo XX, no mucho después de la desaparición del escritor, cuando se publicó con un extraordinario éxito la novela El último encuentro, una breve obra maestra. El éxito en Italia provocó que la novela fuera traducida a otros idiomas y que el suceso se multiplicase. España no fue una excepción, y El último encuentro se convirtió en una verdadera revelación cuando la editorial Salamandra la editó en castellano. Tan grande fue el número de ventas y tan magníficas las críticas, que Salamandra no tardó en publicar otra novela del húngaro, La herencia de Eszter, con parecidos resultados. A estos dos títulos les siguieron otros en el tiempo, prácticamente uno cada año: Divorcio en Buda, La amante de Bolzano, La mujer justa, Confesiones de un burgués, ¡Tierra, tierra!, La hermana.

Imagino que no todos estos títulos alcanzasen ni por asomo las ventas de El último encuentro, pero sí han demostrado al lector en español que Márai es un peso pesado de la narrativa centroeuropea del pasado siglo, un verdadero gigante de la literatura del que, además, sólo hemos podido leer en nuestro idioma la punta del iceberg, pues su obra es extensísima, tal como puede comprobar el lector curioso recurriendo a la ahora casi inevitable Wikipedia electrónica.
A los ocho títulos aquí mencionados (dos de ellos volúmenes de memorias) deben sumársele otros tres, dos imagino que inencontrables: Música en Florencia, editado por Destino en 1951; A la luz de los candelabros, también Destino pero de 1967; y la muy reciente La extraña, cómo no, editado en Salamandra.
Y Askenasi es también el símbolo, la metáfora, de ese burgués europeo de los años 1930 que incluso a costa de su autodestrucción, y sin tener una idea muy clara de los motivos racionales que lo llevan al caos, se empeña en la aventura de socavar poco a poco los cimientos de su propia identidad cultural y social
La extraña, por tanto, es lo último de Márai publicado en español, y es el objeto de estos párrafos. Hasta ahora, los mayores éxitos del húngaro en nuestro país eran historias de amor, melodramas, escritos con una finura psicológica y un dominio literario de los entresijos del alma humana ciertamente pasmosos. Por eso auguro que este nuevo libro no disfrutará, me parece, tanto del favor del público como los anteriores, siendo, sin embargo (y cuanto más lo pienso más me lo parece), una gran novela; una novela de una lucidez deslumbrante y dolorosa.

La extraña no es una novela de amor, aunque en ella sean claves las relaciones de pareja. La extraña es la narración –desde la sutil metáfora- de un extravío, del extravío de una forma de ser europeo y burgués (mitteleuropeo más concretamente) que estaba a punto de desaparecer para siempre en el momento en el que el autor la publicó por primera vez. Es decir, 1934, justo al año siguiente de que Hitler llegase al poder en Alemania y comenzase una década de pesadilla de consecuencias devastadoras para toda Europa, pero especialmente para la Europa central que, tras la Segunda Guerra Mundial, emergió siendo otra muy distinta, con nuevos países, nuevas políticas, nuevas clases sociales, nuevas economías…, y la desaparición para siempre de formas de vida que después nunca más volvieron a ser igual.
La extraña cuenta la historia, con flashback incluidos, de Viktor Askenasi (judío, por su apellido), profesor del Instituto de Estudios Orientales de París, quien marcha de vacaciones de verano al Hotel Argentina de Dubrovnik (geografía donde dio inicio la Primera Guerra Mundial), después de haber descubierto en la relación con una mujer, que no es su esposa, un reducto de libertad. Askenasi reflexiona durante su estancia en el hotel sobre su propia vida y las consecuencias de los pasos que ha dado para librarse de la opresión y grisura mecánica de su estable vivir burgués, e incluso está dispuesto a asumir las consecuencias de sus actos como un paso ineludible en el camino hacia la plenitud y libertad personal que le promete el desafío a los convencionalismos burgueses y su anquilosada y correcta monotonía. Pero Askenasi descubre poco a poco que esa libertad nueva y anhelada tiene una cara imprevista que lo sume en el desconcierto, y quizá en la locura.
Sólo cinco años después de la aparición de La extraña, el nazismo dio comienzo a la guerra más terrible que ha conocido el hombre y a los campos de concentración, la mayor negación del concepto humanidad que han visto los tiempos
En La extraña Márai construye una precisa y metódica radiografía literaria, con forma de evidente metáfora, del momento histórico que estaba viviendo a principios de los años 30 del pasado siglo. Víktor Askenasi es la metáfora, el símbolo quizá mejor, de la Europa central culta, próspera, civilizada, tranquila y burguesa que era la columna vertebral de esa geografía europea desde hacía décadas y había logrado hasta esas fechas los mayores logros de prosperidad y civilización jamás conocidos.

Y Askenasi es también el símbolo, la metáfora, de ese burgués europeo de los años 1930 que incluso a costa de su autodestrucción, y sin tener una idea muy clara de los motivos racionales que lo llevan al caos, se empeña en la aventura de socavar poco a poco los cimientos de su propia identidad cultural y social, situándolo en un lugar y en una situación impredecibles incluso a corto plazo.

En la novela de Márai (escrita de una forma bastante moderna en la que se mezclan los diálogos interiores, las descripciones, los diálogos al uso, los flashback, los puntos de vista del mismo suceso, etc…) el final queda sin precisarse, sin cerrarse del todo, aunque el lector sabe que la locura y la irracionalidad desquiciada han hecho de algún modo acto de presencia para quedarse. Sólo cinco años después de la aparición de La extraña, el nazismo dio comienzo a la guerra más terrible que ha conocido el hombre y a los campos de concentración, la mayor negación del concepto humanidad que han visto los tiempos.

La extraña es la novela extraña, desconcertante, inteligente, lúcida, afilada como un bisturí, de un verdadero visionario que, además, escribía francamente bien. La extraña es la crónica lírica, envuelta en metáforas hoy quizá poco legibles como tales para el lector actual, de la autodestrucción espiritual de la burguesía mitteleuropea de los años 1920 y 1930; la crónica de la autodestrucción de la raza y clase a la que pertenecía el propio Márai. ¡Cómo debió sufrir el autor escribiendo estas páginas, qué dolor no lo pudo producir su propia inteligencia histórica para analizar el momento que le tocó vivir! ¡Qué duro debe resultar ser tan inteligente, tan sensible, tan gran escritor!

La extraña, hoy, nos resulta extraña, pues trata de lo que vivieron nuestros abuelos y bisabuelos, sentimientos, situaciones, zozobras espirituales que están tan alejadas de nuestro sentir contemporáneo como las de los hombres del medievo. ¡A qué velocidad se desenvuelve la Historia!