Creación/Creación
Francisco Morales Lomas: Entre el XX y el XXI. Antología poética andaluza (I)
Por Francisco Morales Lomas, domingo, 1 de abril de 2007
INTRODUCCIÓN
Cuando Ediciones Carena (Barcelona) me propuso la feliz idea de la preparación de una antología en dos volúmenes (del que éste es el primero que se publica) sobre la poesía reciente que se escribe en Andalucía, para mí supuso inicialmente un desafío, más que motivo de honda inquietud, porque comprimir en veinte escritores o escritoras el quehacer actual de la lírica andaluza es, sin duda, un reto.
No dudé en aceptar el envite porque, aunque soy consciente que es trabajo
de osados (algunos incluso lo puedan tachar de necedad) atreverse en tales
circunstancias, teniendo en cuenta que asistimos a un momento dulce de la poesía
andaluza; sin embargo, no hay necesidad de rehuir la invitación si se hace con
la conciencia tranquila de que se ha seleccionado a los autores necesarios o al
menos a un grupo de autores necesarios, que ya decía Cervantes en El
Quijote que cada poeta no sólo se considera necesario sino el más importante
de los que existen y no es comparable su poética al resto, y a los que, como es
lógico, siempre distancia. Todos los poetas se consideran a sí mismos muy
importantes y el que esté libre de pecado que arroje la primera
piedra.
También todas las antologías son susceptibles de crítica. Yo
mismo he tenido oportunidad de criticar algunas por su parcialidad y su
irresponsabilidad ¿Qué antología no es digna de ser criticada? Cualquier
reducción de la amplia realidad por el mero hecho de serla lleva su estigma. Hay
que considerar que los actos de comprimir; antologar, florilegio o epítome
siempre son personales e intransferibles. Y, en este ámbito, aunque no todos
están dispuestos a tolerar las críticas, personalmente las acepto y las
comprendo, vengan de donde vengan y siempre que en el crítico exista el afán de
ser justo y no la parcialidad de marras o de escuela más o menos
estaliniana.
Se ha dicho incluso que las antologías debieran ser tildadas
como “antojologías”, por esa componente de veleidad o extravagancia, que casi
siempre despliegan. También es verdad. Y hay que precisar que esta mala
reputación que persigue a las antologías en muchos casos se justifica por haber
sido una consciente parcelación de una determinada corriente estética, de una
avanzadilla, de una cuadra, de una parcela o de un grupo de amiguetes, frente a
la polifonía o la heterogeneidad que gobierna la lírica andaluza. La amistad, la
árnica a los amigos, el oprobio de los antagonistas literarios (¡qué vamos a
descubrir ahora!) ha sido una constante desde que existen los florilegios
poéticos. ¡Son tantos los llamados y tan pocos los elegidos! Pongamos de ejemplo
la de Gerardo Diego. Pero siempre criticaré estos repertorios basados en
preceptos o cánones de casta, de escuela, de secta, de cuadra o de grupo más o
menos siciliano porque a nada conducen, como no sea a la melancolía.
Pero
existen.
Rehuir este principio rector en el que se basan muchos, me
puede llevar, obviamente a romper con los conocidos. Se sabe que si quieres
hacer una antología, ve preparándote para ampliar tus antagonistas; sin embargo,
soy consciente de que si realmente son mis amigos (se supone que serán
inteligentes), comprenderán que la labor de un crítico es ser fiel a unos
principios en los que me sustento y fueron en gran parte los que determinaron
una antología anterior Poesía andaluza en libertad. Una aproximación
antológica a los poetas andaluces del último cuarto de siglo (Málaga,
Editorial Corona del Sur, 2001), reunida al alimón con los escritores Alberto
Torés, A. García Velasco y José Sarria, con una amplia introducción del que esto
subscribe.
En cualquier caso, aquellas amistades, “peligrosas”, no
incluidas, que se sientan desde este momento mis enemigos, deberán ser
conscientes de que, a lo mejor, su concepto de amistad estaba reñido con el de
la inteligencia crítica o la comprensión por el trabajo que se desarrolla en
libertad. Por tanto, ya se darán cuenta de su error.
Mi propósito
fundamental es seleccionar, elegir en función de unos criterios amplios, de unos
criterios estéticos, de unas razones teóricas, en las que puedo estar más o
menos confundido, equivocado o no, pero que son los que acepto como
determinantes de este proceso de selección si tenemos en cuenta la reducción a
veinte autores de toda la amplia familia literaria que habita por estos lares.
No hay intención de ofrecer una muestra integradora de corrientes
estéticas y tendencias escriturales de carácter interprovincial, aunque la hay.
La presencia de escritoras de calidad ya no debe ser considerada a estas alturas
primicia alguna. Tampoco ha habido intransigencia ante corrientes o propuestas,
muy al contrario: sean todas bien venidas. El único interés es la poesía y los
poetas elegidos tienen una extensa obra que los respalda.
Tengo que
advertir que todos los poetas han escrito una poética que define su visión
lírica y la conforma.
Francisco Morales Lomas
Málaga-Corfú, julio
2006.
***
FELIPE BENÍTEZ REYES
(Rota, Cádiz,
1960)
Poética (fragmento)
La poesía es un género muy
adecuado para quedarse solo ante uno mismo con un grado de intimidad
conflictivo, delante de un espejo en el que se refleja un espectro que te
pregunta “¿Quién eres?” y al que respondes con otra pregunta: “¿Quién eres tú?”
Si se logra salir de ese juego de preguntas recíprocas, si conseguimos eliminar
los signos de interrogación, podemos llegar a un pacto con ese reflejo
espectral: reconocernos en él en la misma medida en que él esté dispuesto a
reconocernos. Ese es, me parece, el espacio especulativo del poeta: una
conversación fantasmal con alguien que no es del todo quien él es, pero que
puede llegar a ser más genuino que él mismo. La identidad poética, en
definitiva, como construcción, ya que en el poema conversamos con quien creemos
ser, no con quien en realidad somos. ¿Espejismos de la conciencia? Sin duda,
pero los espejismos son piezas primordiales de la
trama.
ADVERTENCIA
Si alguna vez sufres —y lo
harás—
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni
le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo
una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en
soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está
justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el
amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados
mundos.
Así que cuando sufras —y lo harás—
por alguien que te amó,
procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o
quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no
puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su
hermosura.
***
JUANA CASTRO
(Villanueva de Córdoba, Córdoba,
1945)
Poética (fragmento)
En el siglo XII, y luego a lo
largo de toda la Edad Media, existió en Europa una forma de religiosidad liminar
que encarnaron las “muradas”, mujeres que vivían voluntariamente encerradas de
por vida en una celda tapiada alrededor de su cuerpo, celda que se adosaba a los
muros de una ciudad o a los de un convento, aunque sin ninguna relación de
comunidad ni de obediencia. Se daban a la contemplación, se alimentaban de
limosnas y ejercían una labor de consejo y dirección espiritual con quienes se
lo solicitaban. Las muradas eligieron una forma de libertad que pasaba por la
separación del muro, muro que demarcaba su espacio íntimo y que, contra el
sistema de géneros de su época, las hacía inviolables.
Así el poeta, la
poetisa. Entregada a la tarea de desvelar el mundo y sus visiones, de traducir
en lenguaje los retazos/retratos que desde su posición recoge, de encontrar
preguntas o caminos.
ECCE HOMO
Soy sólo una
mujer
sentada en su banqueta.
Me ha pintado la noche
yerma al claro de
agosto, despojada.
Aquí sólo el silencio
me acompaña y me fija, presa en
mí
del instante.
Nada miro ni hablo.
Nada pienso, y estoy
como no
están las piedras,
quizá como una carne
disecada y sin alma. Ni
pregunto
ni espero. Ha cesado
la vida y han cesado la intención
y el
temblor. Nada hay
que crezca ni que aflore. Nada siente.
Y sin embargo,
todo:
demonio, mundo, devenir, distancia,
todo dice y proclama que no
existe,
ni por dentro ni fuera, otra
más que esta segura eternidad:
una
pobre
mujer sentada en su banqueta.
(De No temerás)
***
RAFAEL DE CÓZAR
(Tetuán, Marruecos,
1951)
Poética (fragmento)
Me parece evidente en mi
poesía discursiva la influencia del surrealismo así como del Postismo español,
que se traduce en el mantenimiento de elementos métricos y rítmicos dentro del
poema libre, sin llegar a la destrucción del sintagma. El tema amoroso es, sin
duda, predominante, más o menos también en consonancia con la línea de la poesía
de los setenta, en lo que se llamó poesía de la experiencia. Muchos de los
poemas discursivos, publicados incluso en tipografía normal, han tenido también
su versión visual. De hecho la producción plástica en sentido estricto (pintura
al óleo) se mueve entre el impresionismo, el expresionismo y el surrealismo, al
igual que la actividad como poeta discursivo, por lo que los dos códigos guardan
aún cierta relación con cada una de las tradiciones, plástica y literaria. El
poema ideográfico abunda así bastante menos en mi producción, al tiempo de que
aún me preocupa la esteticidad del objeto resultante, así como cierto grado de
comunicación con el lector, mientras la narrativa, sin embargo, tiene más que
ver con los esquemas de la prosa vanguardista, cierta deuda formal con la novela
experimental, con el expresionismo y con la literatura del absurdo (más patente
en mis relatos).
LA SOLEDAD
La soledad es la
edad del sol,
la soledad es un pájaro de cobre,
la soledad es hacer el
amor con la nada,
la soledad es un trozo de noche en la garganta,
la
soledad es un diálogo con el aliento,
la soledad es el azul pisotón de la
tarde,
la soledad es una carta de tinta invisible,
la soledad es el carnet
de identidad del infinito,
la soledad es la uña de la huella
y ella un
goterón de lluvia entre los dedos,
una bocanada de nube,
las piernas
invertidas de la uve
o el suave licor de la desolación
y el sabor de un
buzón vacío.
Por eso la soledad es solo eso:
el sol de cobre, la nada
garganta, el aliento la tarde,
el invisible infinito de la huella, los dedos
de la nube,
la uve desolación de un buzón vacío...
solo eso:
la edad
del sol
***
ROSA DÍAZ
(Sevilla,
1946)
Poética (fragmento)
En realidad yo no puedo
separar mi poética de mi propio ser, de mi vida y mis avatares, de todo lo que
me ha configurado y me ha ido conformando de una determinada manera (…) La
poesía me llega como un animal palpitante a través del sexto sentido, dentro de
las proteínas y las feromonas, mucho más allá de la retina y también mucho más
allá del aire o lo tangible. Por ese fogonazo desplazo el pensamiento para
razonar, discrepar, buscar sentido a las perplejidades, quizás para multiplicar
la confusión o ir a otras versiones u otras maneras de claudicar. En mi caso la
poesía es como respirar, algo fácil si no te acomete su parte fisiológica de
complejo: todo lo fácil puede ser a su vez lo más difícil. También es una
catarsis para alcanzar lo esencial e ir a lo profundo del sentimiento y del
sentimiento colectivo que llevamos aprendido en los genes y forma parte de
nuestro subconsciente (…)
LOS CAMPOS DE
DIOS
Tendré que ir de sombra en sombra, recorriéndolas todas
hasta llegar a ti, Luz entera.
María Zambrano
Una mujer
tiene mucho tiempo de esperas y ha forjado de minucias un imperio. Y tú, que
nunca has intentado traspasar ese Imperio, esa Luz o ese Alma, vas y en ella te
escondes: en este cuerpo mío que destejió las sombras y había fecundado las
noches de su vida con tu ausencia. Te encontró, trajo el fuego, ardimos los dos
juntos en único ofertorio y ahora ni en el fuego ni en el ascua: ceniza soy, y
entre la ceniza de la llama doméstica me encuentro con todos los estigmas
colgando de mis labios. Hijo del aire te llamé y nombré las dos alas que
traerían al Silencio: setenta veces siete lo he sentido clavado en mis
espaldas y vencida por él escribo desde el grito del mar que ha sido río, charco
y llanto de las madres, desde el acontecer que va en lo sucesivo al infinito de
todos los relevos en la ductilidad de lo creado. Así, la vida entre la vida hace
ruido para espantar a la muerte y vengarse de su hierático silencio: por eso un
niño llora. Antes, las madres hemos puesto jadeos guturales por las alcobas, por
las salas de los hospitales, por los tinglados que habilita la tierra para que
por debajo de las estrellas, el río amniótico corra y tropiece con el sonido
animal del dolor abierto a la esperanza. Una mujer organiza el milagro en su
vientre y denuncia con su índice a los bandidos y a los generales que arruinan
las casas con sangre de niño…
***
MANUEL GAHETE
(Fuente Obejuna, Córdoba,
1957)
Poética (fragmento)
…El estilo es el hombre,
afirmaba Miguel de Unamuno; y, con apabullante coherencia, Valle Inclán
manifestaba que sólo las obras cargadas de tradición están cargadas de futuro.
Uno y otro vienen a refrendar la misma opción con argumentos disímiles. En el
acto de creación cuanta más riqueza acumulada se acrisole, de más valor y
calidad será la forja de la obra creada, aunque en consecuencia sea cara e
inasequible su comprensión y dominio. También la emoción establece sus cánones,
aunque a ninguno deba atarse por coherencia o belleza. Esa justa virtud no suele
hallarse fácilmente. Pensamiento, intuición, razonamiento y rapsus queda
envueltos y sobrepasados por el aliento de la música, sin la que -como
proclamaba Verlaine- la poesía no es posible. Yo sé que no es posible; como sé
que existen razones para escribir, casi siempre inefables, difíciles de
aprehender y olvidar; razones a las que el escritor se enfrenta con violencia o
sin ella, pero que en definitiva acaban por apoderarse de quien, con petulancia,
se creyó alguna vez su oscuro dueño.
HOMBRE
SOLO
Camina un hombre solo, desatada
la cinta del vestido en
los ramales.
Se agitan en su carne viscerales
deseos, como sierpe
acorralada.
No ignora que su cuerpo es la celada
de trasgos y de
espíritus mortales.
El aire tiembla activo; y ancestrales
memorias le
revienen de la nada.
Juguete entre los brazos del destino,
el hombre
es un modelo inacabado,
principio y luz final ¿de qué camino?
Mis
manos delatoras de esta ausencia
suscriben el dolor: Muero callado.
¡Qué
cruel es el pesar si se silencia!
(De Alba de lava, Sevilla,
1990)
***
JOSÉ LUPIÁÑEZ
(La Línea, Cádiz,
1955)
Poética (fragmento)
La poesía produce una
revolución, una conmoción en la rutina del ser. La poesía nos sitúa en un lado
otro. La creación se impone en momentos en los que la realidad externa o íntima
se revela o se descubre desde perspectivas insólitas o desconocidas. Algo
quiebra la linealidad de la convención o descompone lo previsible, lo esperable,
lo obvio y nos ofrece rincones inéditos, realidades escondidas, dimensiones
insospechadas. El poeta lo es, más plenamente, en esos instantes en los que
capta de otro modo la realidad que lo envuelve. Y nos transmite su asombro.
Desde esa visión, el poema exige un lenguaje portador de la misma intensidad de
la experiencia poética que se vive o recrea. Abomino de esos lenguajes planos
que suponen una continuidad de la conversación banal, de la comunicación
intrascendente, en el texto poético. El artificio, la metáfora, el adjetivo son
instrumentos de poder en manos del poeta. Con ellos se sigue indagando en la
condición humana, meditando ante el paisaje o desvelando presentimientos. La
poesía es canto y denuncia y pregunta. Reconocidas las herencias y los legados,
la voz del poeta ha de ser libre y única. Más que repetir el eco de la consigna
al uso, debe quitar el sueño, o despertar la conciencia (no sólo la política);
conducirnos a nuevas realidades, a nuevos mundos; transformarnos, sí
transformarnos y arrancarnos de la mortecina inconsciencia del ir
viviendo.
AMANECER FRENTE AL MAR DE MÁRMARA
Sé
que mi corazón alguna tarde
recordará estas aguas quietísimas
del Mar de
Mármara y este liviano
encantamiento azul
del cielo que las sueña. Sé muy
bien
que mi corazón alguna tarde,
en el jardín, quizá, ya del
crepúsculo
buscará este frescor, estos reflejos
del lento amanecer que ven
mis ojos.
El mar, el Mar de Mármara,
con buques para siempre varados
en
sus aguas, con buques que renuncian
a cualquier travesía,
quietos también
sobre las aguas quietas.
Los pájaros escriben con sus vuelos
en la celeste
página de la mañana
el salmo que recito de verdad y belleza.
Esta visión,
esta emoción
viaja ya por el tiempo hasta ese día,
para dejar temblando su
milagro.
Entonces, me acordaré de hoy.
(De El sueño de
Estambul, Granada, 2004)
***
MANUEL MOYA
(Fuenteheridos, Huelva,
1960)
Poética (fragmento)
Es obligación de todo poeta
creer en lo que escribe, pero explicar esa creencia -dejémoslo en creencia- me
parece que es meterlo en camisa de once varas. En primer lugar porque tal
creencia es casi siempre inexplicable, intransitiva, siendo su primera
certidumbre la de su incertidumbre. En todo caso, concibo cada poema como una
poética, un viaje hacia sí mismo.
El cómo surjan y de dónde vengan las
palabras al texto es algo a lo que no concedo excesiva relevancia y no porque no
la tenga, sino porque a mí me basta con que lleguen, con que tomen posesión del
texto y lo fecunden. La experiencia concreta del poema es escurridiza, singular,
distinta cada vez, y acaso uno reincida tan gustosamente en ella por volver a
hallarse en esa cámara oscura donde el poema se revela. Cuando se me aparece la
sombra dubitativa o vehemente del primer verso -ah, el primer verso-, casi
siempre se cuida de dar pistas, no por borrosas menos perceptibles de cosas como
el tema, el tono, la
focalización...
HELMINTIA
Cuando llegues procura
no olvidar
de dónde vienes,
a quién debes tu viaje
y a qué causa lo
dedicas.
Si decides quedarte, quédate
y si partir, ahí tienes la
nave.
Ahora bien, cualquiera que sea tu decisión,
el resto de tus
días te sabrás equivocado
y a la vista de esos muros
tentados por el
óxido,
gustarás envanecerte en el Dorado
que dejaste tantas veces
escapar.
Por eso, cuando llegues
a la isla procura responder
a
qué timón te debes, qué viento te empuja,
por qué, por qué viniste,
acaso así te atrevas a salvar
esa distancia entre fracaso y
dignidad,
entre el águila y la presa.
***
ANTONIO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ
(Córdoba,
1959)
Poética (fragmento)
Escribo para sobrevivir. La
poesía es un doloroso consuelo, un veneno que mata, pero esa muerte lenta hace
más soportable la existencia. Primero surgió el fabricante de hielo, un ser
misterioso para los demás y para mí mismo, a pesar de que lo llevaba dentro. El
Fabricante crea historias que almacena en una barra de hielo. Escribe en ella
una y otra vez como queriendo atrapar el vacío, pero las letras se borran, huyen
como la nieve cuyos flecos de invierno se atreven a penetrar en el desierto. La
poesía son chorros de tinta blanca en una pizarra negra. La poesía es la estela
que deja una estrella fugaz, ese instante sublime y efímero de la existencia en
que eres tu propio Dios, monótono y errante. Luego adopté un rostro mentiroso en
la vieja ciudad de lunas muertas. Cuánta mentira creada por la imposibilidad de
amar, cuánto desasosiego de saber que lo inasible crea un destello de esperanza
en una lejana imagen, en el recoveco más complejo de un verso. Había que mentir
para sobrevivir….
LA PASIÓN QUE HUYE
La llamada
a la oración llenó mis oídos.
Dejé las babuchas en la puerta
y caminé por
entre las viejas columnas
de arcos de ladrillo rojo y blanco como una
tormenta
del pasado. Vi palmeras, dátiles maduros,
castañas calientes y
caquis bermellones,
las ciruelas, las manzanas, las montañas de azafranes de
colores
amarillos, rojos como el incendio de los cañaverales.
Y luego,
entre el bullicio de la gente y un vendedor de agua
que pasaba pidiendo unos
dirhams, vi tus ojos prendidos
en unas telas de terciopelo negro.
Tus
labios eran gajos de fruta.
Tu cuello, una palmera engalanada con sedas y
perlas preciosas.
Tu cintura, una duna suave que exhala fragancias.
Tus
muslos, sábanas de satén rosado.
Yo, sólo la pasión que huye de sí
misma.
***
ANA ROSSETTI
(La escritora ha decidido no
enviar ninguna Poética)
NUEVE
No juegas ya
conmigo, tan orgulloso estás
que más allá de ti no necesitas nada.
Tú
observas incesante, sin embargo
te olvidas de que yo te soy tan
parecida
que te describiría con la fidelidad
de un espejo: tan semejante a
ti
que hasta podrías amarme sin temor a excederte.
Pero, si en
desdeñarme persistes obstinado,
no importa, esperaré.
Mientras enhebro
cintas de dulce terciopelo
en el blanco entredós de una tira bordada
o
anchas randas de encaje infatigable labro,
atisbando estaré el menor de tus
gestos.
Tan preciso lo retendré en mi rostro,
tan exacto, que pasado algún
tiempo,
cuando la edad viril, arrasándote
tras derruir la seda
delicada
exija tus mejillas para sus arrayanes,
tu pecho como un muro para
enredar su hiedra,
no tendrás más remedio que mirarme.
Y te verás en mí,
adolescente, inmóvil
durante muchos años todavía.
(De
Dióscuros, 1982)
***
JUAN JOSÉ TÉLLEZ
(Algeciras, Cádiz,
1958)
Poética (fragmento)
PAROLE, PAROLE,
PAROLE
No sé si escribo poesía. Sólo sé que escribo poemas y que lo
hago antes de que los leyese: quizá un yo voy soñando caminos de la tarde, o
el mar, la mar, o recuerde el alma dormida, en un viejo libro de texto, en
aquella academia al filo del suburbio. Pero pronto llegaron las canciones, a
través de una radio de madera bajo un paño de cretona: apoyá en el quicio
de la mancebía, all my troubles seem so far away, parole, parole, parole,
guitarra, dímelo tú. Mis versos nacieron más cerca de la música que de la
palabra. Y yo sigo pasando más tiempo en los bares que en las bibliotecas. Creí
con Francisco Urondo que poesía en griego quiere decir acción, pero a estas
alturas ni siquiera pienso que sea un alma cargada de futuro.
YO
SOLO PERTENEZCO A UNA DAMA SOLITARIA
El poder y la gloria, el
mundo, me ofrecieron.
Y que también pusiera precio a mi destino.
Yo sólo
pertenezco a una dama solitaria,
les dije entre las sombras de la estación de
autobuses.
Pude haber gobernado países y mujeres,
atesorar las islas,
mover los continentes.
Pero formé en la banda de los cantos rodados,
que
cruzan sin ruido por chichas y tormentas.
El gran templo de oro, la plata
de una estirpe:
quisieron que cambiase mi instinto por un banco.
Yo sólo
pertenezco a una dama solitaria,
contesté a las preguntas de la policía
secreta.
Ni rey de no sé dónde, ni dueño de siempre y nunca.
Mis
huellas dactilares no están en la costumbre.
Si mentí fue por ella; si
regresé, por verla.
Pues la memoria termina donde la mata el mar.
La
luz del rascacielos, las monedas que saltan
sobre el vértigo del hombre, me
brindaban.
Yo sólo pertenezco a una dama solitaria,
repuse entre los
brazos amables de la muerte.
(De Trasatlántico,
2000)
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Nota
de la Redacción: agradecemos a Ediciones Carena en la persona de su
director, José Membrive, la gentileza por permitir la publicación de este
avance editorial de la Antología poética andaluza (I). Entre el XX y el
XXI, cuya editor es Francisco Morales Lomas.