AUTOR
Carl Honoré

    GÉNERO
Ensayo

    TÍTULO
Elogio a la lentitud: un movimiento mundial deafía el culto a la velocidad

    OTROS DATOS
Barcelona, 205. 256 páginas. 18 €

    EDITORIAL
RBA




Reseñas de libros/No ficción
Una tortuga en un mundo de liebres
Por Cristina Ares, sábado, 3 de diciembre de 2005
Elogio de la lentitud ofrece una visión de la vida que, a la mayoría de nosotros, nos hace mucha falta, un alto en el camino del culto a la velocidad, de la generación del estrés y de la perpetua insatisfacción. Carl Honoré es un periodista canadiense afincado en Londres que ha trabajado para The Glove and Mail, Nacional Post, The Guardian y The Economist. Tal y como explica el mismo autor, el primer brote de esta obra nació el día que se percató de la prisa con la que realizaba una actividad como la de leer un cuento a su hijo antes de dormir. De esta idea, con la que seguro muchos se sentirán identificados, surgió lo que no es tan sólo un ensayo y crítica a la sociedad frenética y consumista en la que vivimos, sino una documentada alternativa para aquellos que deseen cambiar de vida.
La obra se centra en el reciente y todavía bastante desconocido Movimiento Slow y todas las vertientes de éste en los diferentes ámbitos de la vida. Honoré enriquece el texto con anécdotas, personales y ajenas, y con numerosos datos históricos que ilustran la evolución del concepto de tiempo, de la velocidad o la implicación de la industrialización en este frenético proceso. El lector puede entretenerse con datos realmente curiosos, sentirse identificado con el autor y los testimonios que presenta y encontrar útiles y saludables consejos para mejorar su calidad de vida.

El Movimiento Slow es un llamamiento a la calma y a la razón. Sus seguidores no defienden la lentitud extrema, sino que argumentan que todo tiene su tempo giusto y que, a menudo, hacer las cosas más despacio proporciona grandes beneficios. Vísteme despacio, que tengo prisa, como se suele decir. Como en la fábula de la tortuga y la liebre, sus adeptos son como tortugas que acabaran por aventajar a todas las liebres de este mundo, puesto que éstas acabarán enfermas de estrés.
En el ámbito de la arquitectura, el Movimiento Slow se traduce en el llamado Nuevo Urbanismo. Ya se han llevado a cabo proyectos de urbanizaciones o barrios residenciales donde todo el entorno obliga a ir más despacio. El culto a la lentitud también está presente en el ámbito culinario y en el deportivo

Un ejemplo práctico de este movimiento son las llamadas Slow Cities o Città Slow. En 2003, 28 ciudades italianas, 2 ciudades noruegas y una inglesa fueron declaradas Slow Cities y otras 28 ciudades gestionaban su adhesión a este movimiento. En estas ciudades se han tomado diversas medidas, tales como reducir los niveles de ruido y tráfico, aumentar zonas verdes y peatonales, apoyar la producción local y artesanal, reducir el exceso de trabajo, proteger la arquitectura tradicional o prohibir las cadenas de supermercados y los letreros luminosos. Una de ellas sirvió como perfecto decorado para la película El Show de Truman, para hacernos una idea.

En el ámbito de la arquitectura, el Movimiento Slow se traduce en el llamado Nuevo Urbanismo. Ya se han llevado a cabo proyectos de urbanizaciones o barrios residenciales donde todo el entorno obliga a ir más despacio. El culto a la lentitud también está presente en el ámbito culinario y en el deportivo. En el primero, el movimiento Slow Food lucha contra la extendida Fast Food desde su oficina central en Bra, ciudad situada al sur de Turín y declarada Città Slow. Slow Food aboga por una materia primera de calidad, artesanal y natural, así como por la lenta elaboración de suculentos platos y la utilización del tiempo en la medida justa para su degustación. Se anima a las personas a cocinar sus propios platos para demostrar así que es mucho más beneficioso ir a casa a comer después del trabajo que comer en un Mc Donald’s. En el caso del deporte, en nuestro país ya se está experimentando un notable incremento en el número de personas que practican actividades como el yoga, el tai chi, el método pilates o la meditación. El movimiento halterofílico Super Slow se extiende por todos los continentes rápidamente. Éste consiste en el levantamiento de pesas a una velocidad mucho más lenta de lo normal. Sus practicantes tardan unos 20 segundos en alzar y bajar una pesa, eliminando así el impulso y provocando que el músculo trabaje mucho más. Las sesiones no exceden los 20 minutos, por lo que requiere poco tiempo.

Honoré nos habla también de la medicina y del éxito que está teniendo la MCA (Medicina Complementaria y Alternativa). Actualmente, los médicos dedican una media de 6 minutos por paciente, lo que genera, en algunos casos, un sentimiento de frustración y desamparo en el enfermo, al que no se le permite expresar todas sus sensaciones y preocupaciones.

Asimismo, el Movimiento Slow es aplicable al sexo, todos hemos oído hablar del tantra, al trabajo, al ocio y a la educación de nuestros hijos. Está claro que nunca llegaremos a una sociedad idílica donde no exista el estrés ni la prisa y que tanta lentitud podría resultar bastante aburrida, pero unas dosis de sosiego no le vendrán mal a este agotado mundo.