Magazine/Cine y otras artes
Como la vida misma
Por Eva Pereiro López, martes, 4 de enero de 2005
Jacobo, Herman y Marta son los tres personajes de Whisky, una película uruguaya sin pretensiones, rodada con muy pocos medios pero con mucho saber hacer y ternura. Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll firman esta pequeña e inesperada maravilla de ritmo lento y recurrente que logra describir con exactitud la vida de unos personajes que suenan a conocidos.
La monotonía y soledad de la vida de Jacobo, que se ocupa mecánicamente de la fábrica de calcetines familiar, se van a ver perturbadas por la llegada de su hermano, Herman. Este emigró a Brasil hace años para fundar, allí también, una moderna fábrica de medias y calcetines que parece ir viento en popa. Casado y con dos hijas, Herman representa a ojos de Jacobo el éxito que él nunca logrará. Con su inesperada visita, Jacobo va a pedirle a su empleada de confianza, Marta, que simule ser su esposa. Marta aceptará con toda normalidad como si se tratase de parte de su trabajo.
La tristeza que tiñe las vidas de Jacobo y Marta, anclada en una rutina sin preguntas ni deseos. va a desvanecerse por unos días para dejar paso a la intrepidez de la mentira que han decidido aceptar. El deseo escondido de vivir de Marta, sin embargo, irá más allá de la pantomima una vez que la visita de Herman haya transcurrido. Para Marta, la oportunidad de tomar las riendas ha llegado, y la situación atípica a la que se ve confrontada aceptando el papel, será el empujón necesario para dar el paso.
La fuerza que emana de esta película proviene de las sutiles radiografías que logra hacer de sus protagonistas
Whisky es como la vida misma, un retrato de personajes que se han conformado sin apenas querer, dejándose llevar. Anhelan vivir a otro ritmo pero se aferran a una cotidianidad que les mantiene a flote y les da sentido. La mirada que desprende Whisky de una realidad gris y mecánica viene aderezada con un humor finísimo e inteligente que se filtra en las réplicas y a lo largo de sus fotogramas. Es una mirada respetuosa que revela sueños gastados y pretende espabilar ante un porvenir sin salidas.
La fuerza que emana de esta película proviene de las sutiles radiografías que logra hacer de sus protagonistas. La delicadeza y la ternura del trato los acerca al espectador sin incomodarlo, sin imponerle una introspección, sin enfrentarlo a su propia vida de forma directa. Pero, indirectamente, Whisky crea reflexión a través de la madurez de su mirada y un resplandor de esperanza.